
“Siempre soy optimista, pero es posible que no vea mi sueño cumplido”, afirma Gioconda Belli (Managua, Nicaragua, 1948). Su sueño es ver la caída del gobierno nicaragüense de Daniel Ortega, que traicionó a la revolución sandinista, en la que la poeta y novelista participó, y que lo llevó al poder, convirtiéndolo en una especie de dictadura.
La lucha por la democracia, los valores y el precio del compromiso con los ideales son el escenario de su novela Un silencio lleno de murmullos (Seix Barral), con un giro más personal y poético al vertebrar la historia entre una madre, que luchó en la revolución, y su hija, que la sintió ausente.
Gioconda Belli, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2023, vive exiliada en España desde 2022. Fue la invitada al Club de Lectura de Ámbito Cultural, de El Corte Inglés, donde conversó con Rafael Caunedo, coordinador del ciclo, en la sala Callao de Madrid. De ese encuentro surge este Diccionario Gioconda Belli que descifra claves de la novela interconectadas con su propia experiencia:
Madre e hija
La novela relata las consecuencias que puede tener en la familia el compromiso político de una madre, Valeria, militante política durante el sandinismo en los años setenta del siglo XX. Cómo su hija, Penélope, decide romper el cordón umbilical porque siente que hay una distancia entre ellas.
Imaginación y vida propia
En el proceso de imaginar una historia uno empieza a encontrarse, y ve cosas dentro de uno que todavía tienen que ser trabajadas. Los escritores, cuando escribimos, elaboramos cosas que tienen que ver con nosotros, aunque no parezcan; aunque en esta novela sí parecen. Yo con mi madre tuve una relación diferente, pero sí vi con mis hijas esas contradicciones que había con la persona que uno más ama. Es impresionante cómo sucede esa maravilla, de la dependencia se pasa a la independencia que siempre ha existido entre las madres y las hijas. Y cómo esa relación se convierte en una relación conflictiva. Eso me llevó a crear la novela y a establecer esa separación. Esta novela es, también, un reconocimiento a mis hijas.
Maternidad
Ahora las mujeres tenemos sentimiento de culpa. La sociedad te culpa por no haber estado suficiente tiempo con tus hijos. Es impresionante la carga social que cargamos. Si el protagonista hubiera sido un hombre que se va a la guerra y deja a los hijos eso es normal. Yo ahora estoy en el exilio en Madrid y mis hijas están regadas por el mundo, una en Estados Unidos, otra en Costa Rica. Y quisiera estar con ellas. Todos los que tenemos padres o madres ausentes, no porque queramos, sino porque la vida nos cambió de lugar, tenemos esa sensación de pérdida, de nostalgia.
La clave de Sísifo
Sísifo fue importante en mi encuentro con el exilio. Esta es una novela de esperanza; pero, también, a partir de una enorme desilusión y dolor por esa pérdida de la revolución donde vi morir a tanta gente, donde viví mi juventud y, ahora, veo cómo se convierte en una tiranía. Entonces, pensé cómo trabajo esto en una novela, porque necesitaba contar, decir… Y cayó en mis manos El mito de Sísifo, de Albert Camus, donde él dice que va a cargar esa piedra, una y otra vez, por rebeldía y con alegría. Me pareció fantástica esa idea, porque yo voy a cargar piedras hasta que me muera. Tengo la convicción de que eso es lo que tengo que hacer. No que voy a estar luchando por mi pueblo toda la vida, pero sí luchando por la humanidad.
Sueños
Debemos apostar por nuestros sueños, aunque no los veamos cumplirse. Esa es mi ética: voy a trabajar para que otros cumplan el sueño, no necesariamente el mío, ni el de mi generación.
Optimismo
Prefiero confiar en la gente, confiar en el optimismo que vivir amargada. Y me ha servido. No me arrepiento. Aunque me he dado con una piedra, pero no por eso pienso que uno deba tener esa visión cínica que tienen muchos en esta época. La gente se ha vuelto muy apática, no se quiere meter en nada porque cree que puede salir todo mal, así nos enfriamos con relación a la humanidad.
Escritores
Los escritores aportamos un poco a la comunidad, aportamos la posibilidad de una visión colectiva diferente. Eso nos permite experimentar en otros, porque no tenemos ochenta vidas. Cuando escribo, gozo viendo cómo la imaginación teje, pero el escritor tiene que estar metido en ese mundo y, a veces, ese mundo va produciendo situaciones.
Feminismo
Hay un miedo a la mujer sujeto, porque no tenían miedo a la mujer objeto, pero, ahora, que es sujeto es otra cosa. Es verdad que hay exageraciones y es ahí cuando, para mí, el feminismo se pone agresivo. Yo amo a los hombres y les canto. Me parece que los hombres necesitan entender mejor que, en la relación con las mujeres, deben tener más conversación, para entendernos. Pero eso de que si me dices que estoy linda y te voy a denunciar, no me parece. Hay algo de las relaciones que tienen que ver con lo atractivo o la sexualidad y ese cuestionamiento causa mucha inquietud.
Confinamiento
El confinamiento lo pasé en Managua. Allí empecé la novela, pero la terminé en Madrid. Así que investigué cómo había sido el confinamiento en España. Y nada que ver con el de Nicaragua, donde teníamos un gobierno loco porque pensaba que era un virus inventado por el imperialismo.
Novelas sobre el Covid19
Ahora se están escribiendo más novelas, hay un espacio para digerir lo que pasó. Se necesita una distancia para entrar dentro de lo que fue la pandemia. Es curioso cómo se ha olvidado, pero es importante recordarla.