Libros
Misterios reales y literarios de los dos thrillers ganadores del premio Ateneo de Novela y Ateneo Joven 2025
WINSTON MANRIQUE SABOGAL
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Los escritores Óscar Soto Colás por El ángel de la muerte y Julio Peces Ruiz por Fundido a negro publicarán sus libros en la editorial Almuzara. En la sevilla del siglo XVII y el mundo audiovisual de hoy susceden sus historias
2025-06-18

El thriller en dos momentos históricos, el siglo XVII de Sevilla y el presente audiovisual, protagonizan las dos obras ganadoras de la edición 57 de los premios Ateneo de Sevilla 2025: El ángel y la muerte, de Óscar Soto Colás (Novela Ateneo); y Fundido a negro, de Julio Peces Ruiz (Ateneo Joven).

Mientras El ángel y la muerte se sitúa en 1649, tras la terrible peste, cuando un fraile franciscano regresa a Sevilla y se ve envuelto en la búsqueda de un asesino; Fundido a negro parte del asesinato del director de una serie de televisión en el último día de rodaje, a la vez que uno de los figurantes planea el crimen del actor principal. Los premios, que editará Almuzara, tienen una dotación de 25.000 euros y 5.000 euros, respectivamente, y cuentan con el patrocinio del Ayuntamiento de Sevilla, Ámbito Cultural de El Corte Inglés y Fundación Unicaja.

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Los ganadores del Premio Ateneo 2025: Óscar Soto Colás (derecha) y Julio Peces.

 

Orígenes de las novelas

Oscar Soto Colás (La Rioja, 1973) desvela que todas sus historias surgen tras una pregunta, pero en este caso, fue la idea del hallazgo de un cuerpo a los pies de La Giralda, en Sevilla, lo que inició todo: “Me pareció una imagen lo bastante potente como para anotarlo en un cuaderno de ideas que siempre tengo a mano. De ahí comencé a tirar el hilo y fui construyendo la trama. Así que podemos decir que esa idea primigenia fue la que dictó el tono y desde luego el género de la novela”.

En el caso de Julio Peces Ruiz (Estepona, 1992) fue diferente: siempre ha sido muy aficionado a las historias de misterio y detectives, desde las obras clásicas de Agatha Christie o Arthur Conan Doyle (desde adolescente ha sido fan de Sherlock Holmes), hasta las novelas negras modernas en la línea de El silencio de los corderos o Los hombres que no amaban a las mujeres. El escritor reconoce que llevaba mucho tiempo queriendo escribir algo de este género: “Y un día se me ocurrió la idea de crear una historia de este tipo ambientada en el mundo del audiovisual, mi otra gran pasión, pero intentando darle una vuelta de tuerca: contarla desde el punto de vista de quien está planeando llevar a cabo el asesinato”.

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El escritor Óscar Soto Colás. /Foto cortesía del autor

 

Gozo y sufrimiento a la hora de escribir

Decidido el tema y el argumento, vinieron los retos de la estructura y la escritura de las novelas:

“Disfruto y sufro a partes iguales todo el proceso”, admite Soto Colás: “La fase de documentación, el momento de estructurarlo todo y darle una forma, la escritura en sí y, por supuesto, las temidas correcciones. Por señalar algo que fue muy placentero puedo decirte que disfruté mucho imaginando la Sevilla del XVII. Tratar de adivinar los olores, los sonidos o la luz que tendría para poder transmitirla al lector fue una constante durante todo el proceso”.

La creación de su mundo, también la disfrutó Peces Ruiz, especialmente por su ambientación dentro de un rodaje: “Supongo que lo más complicado, o al menos mi mayor temor, era si el público llegaría a empatizar con el protagonista. Pues estamos hablando de alguien que está ideando cometer un crimen. Cuando escribo, independientemente del género o el formato, mi foco principal está siempre en los personajes, en su arco y sus relaciones. Y, al igual que ocurría en mi anterior novela, El sonido del silencio, me gusta crear personajes imperfectos, dramáticos, a veces incluso negativos, para que luego se produzca en ellos una evolución a raíz de todo lo que les sucede”.

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El escritor Julio Peces. /Foto cortesía del autor

 

Referencias: de la picaresca al cine

Las referencias o influencias literarias para crear estas dos novelas son muy variadas. En el caso de El ángel y la muerte, de Óscar Soto Colás, están El lazarillo de Tormes, de autor anónimo, y Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes:

“La novela de picaresca española del XVI y XVII ha estado presente en mi cabeza durante toda la escritura. Quería retratar esa Sevilla de los bajos fondos con sus golfillos, sus ladrones y vendimiadores de bolsas, sus chulos y mujeres públicas... y en ese camino textos como Rinconete y Cortadillo, El Buscón o El Lazarillo fueron una fuente magnífica de documentación. También el Quijote impregnó el espíritu de la novela. Respecto a autores de cabecera, solo por citar algunos te diré Stephen King, Cormac McCarthy, Almudena Grandes, Javier Marías o Hillary Mantel”.

En Fundido a negro, de Julio Peces Ruiz, las referencias son de distintas épocas: “Además de las citadas novelas de misterio, una de las principales influencias fue Crimen y castigo, de Dostoievski, en cuanto al planteamiento del personaje principal y el dilema moral y filosófico que debate consigo mismo constantemente. Pero, al ser una obra muy marcada por el cine, podríamos decir que también hay varios referentes cinematográficos en su tono y estructura. Toda la novela está aderezada por ciertos toques de humor negro y situaciones absurdas que sirven tanto a modo de sátira como para aligerar la gravedad de lo que está sucediendo. En este sentido, podría citar como influencias películas de directores como Tarantino o los hermanos Coen o el cine surcoreano, cuyos realizadores son unos maestros a la hora de fusionar géneros, capaces de mezclar en una misma película, en la misma escena, a veces incluso en un mismo plano, situaciones a la vez cómicas, dramáticas, aterradoras, patéticas... y contra todo pronóstico, la mezcla funciona a la perfección”.

Pero el cine es clave en la obra del Ateneo Joven, es la mayor afición de su autor desde que era pequeño: “Supongo que se nota bastante en mi escritura, porque la mayoría de la gente que ha tenido ocasión de leer alguna de mis novelas coincide siempre en el mismo punto: que es como estar viendo una película. Todos suelen comentar que tengo un estilo muy visual y que la estructura, el ritmo, los giros... son los propios de una película o de una serie”.

Y, además, del cine, el teatro tiene un peso importante en esta novela: Julio Peces Ruiz es actor: “Son dos disciplinas, escritura y teatro, que se complementan bastante bien. Creo que la escritura tiene algo de interpretación, pues debes ser capaz de meterte en la piel de los personajes que creas y comprender, perfectamente, sus sentimientos, su carácter o sus objetivos cuando estás escribiendo una escena”.