
¿Asesina o justiciera? Vanessa Montfort (Barcelona, 1975) recrea la vida de Giulia Toffana en La Toffana (Espasa), Premio Primavera de Novela 2025. La novelista y dramaturga ha ido hasta aquel “momento frontera”, entre la luz y las sombras, cuyos ecos resuenan hoy por los abusos a las mujeres, las desigualdades, los asesinos en serie, la Inquisición adaptada al presente digital y las luchas religiosas e ideológicas que buscan imponerse a la fuerza.
Vanessa Montfort investigó varios años la vida de La Toffana (Palermo, siglo XVII -Roma, 1659) condenada a la horca por asesinar a más de seiscientos hombres que maltrataban a sus esposas con un veneno llamado agua Toffana. Asumió el rol de justiciera luego de que su madre, la alquimista Theophania, fuera condenada a muerte tras asesinar a su esposo. La Toffana inventó aquella agua mortal que entregaba o pedían las mujeres violentadas por sus maridos, hasta crear una red que llegó a todos los círculos de la Roma de la época.
Montfort escribió primero una obra de teatro sobre el tema, pero basada solo en el juicio a La Toffana. Luego investigó hasta crear su perfil narrativo. No es la primera vez que la dramaturga convierte una de sus piezas en novela. En 2019 llevó a las tablas la vida de la escritora María Lejárraga, que firmaba los libros de su marido Gregorio Martínez Sierra, y al año siguiente publicó la novela La mujer sin nombre.

Oba teatral 'La Toffana', en el teatro de La Abdía, de Madrid.
Pregunta. La Toffana representa la luz y la sombra de aquel siglo, a Eros y a Tánatos, es perfumista y envenenadora, para hacer justicia por su cuenta.
Respuesta. Es lo que hace al personaje tan controvertido. Ya me pasó cuando hice la obra de teatro y ahora más porque la conozco mejor. La he estudiado psicológicamente y he llegado a la conclusión de que era una psicópata. Pero una psicópata con su código moral y sus razones. Todas estas personas tienen un código moral por el cual se rigen cuando cometen sus crímenes y creen que hacen el bien. Aquí yo no he querido juzgar como escritora, para que sea el propio lector el que obre como jurado y se plantee quién es ella y los otros personajes.
Pregunta. ¿Cuándo fue su primer acercamiento a esta mujer y cómo pasa del teatro a la novela?
Respuesta. Conocí esta historia a través de una compañera y amiga del teatro: la directora María Herrero. Ella dirigió la obra de teatro que hice sobre La Toffana en 2022. Conocía la historia del agua Toffana, pero oía campanas sin saber muy bien dónde. Había información contradictoria y María y yo decidimos que había que hacer una obra de teatro. Pero llegó el confinamiento y no pudimos ir a los sitios adecuados a investigar. Dos años después lo retomamos y en Roma empezamos a rastrear al personaje. Interesó al Teatro de La Abadía, de Madrid, y al Festival de Teatro Clásico de Almagro. Entonces lo basé en el juicio. El momento clave en que decidí hacer la novela fue cuando di con las actas del juicio, por pura casualidad.
Pregunta. ¿Qué parte del proceso de investigación y escritura fue el más complejo?
Respuesta. Trabajar las tres generaciones de mujeres, Theophania, Giulia y su hija Giromina. Fue lo más fascinante y lo más difícil psicológicamente. La causa de que se convirtiera, quizá, en la primera asesina en serie de la historia fue el maltrato que sufrió su madre a manos de su esposo. Theophania lo mató en defensa y fue condenada a muerte. Giulia aprendió de ella el oficio de boticaria, pero se convirtió en un modelo de asesina en serie. Ella creía que tenía una misión como la de los inquisidores, cada uno por su lado. Cree que el fin justifica los medios y quiere eliminar a hombres como su padre para que no hagan daño a mujeres como su madre. Porque ella no padece directamente el maltrato, tampoco su hija.
Lo interesante es cómo se atrevió a hacer lo que hizo en el contexto en que vivía en Roma, porque no hay que olvidar que Sicilia, de donde procedía, era, más que otra provincia, otro país. Roma era otro mundo muy alejado y Palermo eran los del sur, bárbaros pobres. Y, también, cómo llega a infiltrarse no solo en la sociedad romana, sino en la corte. Un profesor me dijo que ella tuvo que tener a alguien que le ayudara porque una mujer que se queda huérfana con padres con delitos de sangre lo normal es que hubiera acabado en la indigencia, la prostitución o en un convento.
Pregunta. ¿De qué manera trabajó la realidad y la ficción?
Respuesta. Como no hay crónicas ni datos, es una novela que te permite tanto investigar como imaginar y construir. Ahí es donde entra la ficción. Tú tienes que saber que llegaron a A, se fueron a B y terminaron en C; a partir de ahí tienes que inventar tirando de la verosimilitud; y soñar sus personalidades y sus razones. Sobre todo, en esta Roma del siglo XVII para atreverse a hacer lo que hicieron en un contexto en el que lo tenían todo en contra.
Pregunta. ¿Cómo ve ese momento para las mujeres?
Respuesta. Cuando tú ves que tienes tan cerca un momento histórico donde esa agresividad y represión se ejerce con naturalidad, y eso desde la ley y el poder político, entiendes por qué el maltrato está enquistado en nuestra cultura. Si ves algo auspiciado y bendecido desde todos los ámbitos del poder ¿qué podemos esperar?