Dormir bien, realizar deporte, no beber alcohol, evitar el estrés y disfrutar del aire libre ayudan a cuidar nuestra piel, sin embargo, llevar una alimentación sana y variada es clave para lucir una piel radiante.
Como cualquier otro órgano de nuestro cuerpo, la piel requiere una serie de aportes nutricionales para poder realizar su función como barrera protectora entre nuestro organismo y el medio. Estos nutrientes esenciales son fundamentales para mejorar y renovar las estructuras de la piel, así como para protegernos de agresiones externas, como el frío o la exposición a la luz solar. Por ejemplo, las proteínas ayudan a la formación del colágeno y la elastina, responsables de la firmeza y elasticidad de la piel, las vitaminas C y E son antioxidantes…
Descubre qué alimentos debes incluir en tu dieta diaria para que tu piel recupere toda su elasticidad y luminosidad desde el estómago y ¡luzca mejor!
Arándanos, fresas, zarzamoras, grosellas, cerezas, moras azules, frambuesas… Son un regalo para el paladar y la salud. Ricas en vitamina C, hierro y taninos, y gracias a sus propiedades antioxidantes que neutralizan los radicales libres, ayudan a nuestra piel entre otras cosas, a estar libre de manchas y a retrasar el envejecimiento.
Incorpóralas en tu dieta por sus beneficios, su sabor y con su color alegre que decora los platos haciéndolos aún más apetecibles. Aprovecha que empieza la temporada para disfrutar a diario de 1 puñado de frutos del bosque. Si no te apetece tomarlos solos, ¿qué te parece añadirlos al yogur?
Las naranjas, pomelos, limas, limones, y mandarinas nos ayudan a limpiar e hidratar la piel, tonificarla, combatir los signos del estrés, las primeras arrugas o eliminar pequeñas impurezas además de reducir el acné. Y todo gracias a la vitamina C, considerada un potente antioxidante que interviene en la formación del colágeno, una proteína necesaria para que la piel conserve su firmeza y elasticidad.
También gracias al efecto diurético que producen, los cítricos depuran y evitan la retención de líquidos reflejándose en nuestro organismo y por supuesto, en nuestra piel.
Contiene propiedades excelentes para la piel y la salud y es una de las mejores frutas para hidratar la piel. Rico en vitaminas E y D, que ayudan a regenerar el tejido de la piel, el cabello y las uñas. También contiene oligoelementos indispensables para el correcto desarrollo celular que lo convierten en una alternativa perfecta a los productos de cosmética industrial.
Disfrútalo en ensaladas de frutas o verduras, en zumo, en aceite... Y no dudes en combinarlo con un poco de miel, yogur y aceite de oliva para elaborar tu propia mascarilla casera, con unos efectos sorprendentes para tu piel.
La mayoría de los frutos secos tienen el poder de mantener la piel suave, tersa y sin imperfecciones. Nueces, pistachos, almendras, avellanas, además de estar buenísimos, combaten los procesos de oxidación típicos del envejecimiento de la piel. Debido a su alto contenido en vitamina y zinc ayudan a reducir la degeneración de las fibras elásticas y del colágeno, aumentando la capacidad de retención de agua.
Ya sabes, ¡anímate con los frutos secos para el picoteo de entre horas!
Se considera un alimento de primera clase gracias a sus vitaminas A y C, además contiene licopeno, una sustancia química natural que le da ese color rojo tan característico y que se encuentra en otros alimentos como tomates, papaya, sandía o albaricoques. Es un poderoso antioxidante que puede ayudar a proteger a las células para que no sufran daño.
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