Poner la miga de pan a remojo en la leche. Trocear las almendras y los dientes de ajo pelados. Pasar al vaso de la batidora con el pan muy escurrido, agua (depende de cómo se quiera de espeso, entre 750 ml y 1 litro), aceite, vinagre y sal al gusto. Batir como si se tratara de una mayonesa. Probar, rectificar la sazón si fuese necesario y reservar en la nevera durante 3 horas. Cortar el salmón en dados pequeños. Calentar una cucharada de aceite en una sartén y dorar el pescado. Escurrirlo sobre papel absorbente (esto se debe hacer poco antes de servir el ajoblanco). Triturar o picar muy fino el perejil fresco (sólo las hojas) y ponerlo junto con el aceite de oliva en el vaso de la batidora. Batir hasta ligar bien los ingredientes. Servir el ajoblanco muy frío con los dados de salmón salteados y adornado con un cordón de aceite de perejil.
Como guarnición
El ajoblanco, refrescante plato típico malagueño, aunque también se consume en toda Andalucía, se suele servir tradicionalmente con uvas moscatel, pero admite diversas guarniciones: pequeñas bolas o daditos de melón, uvas pasas mezcladas con piñones, unos taquitos o virutas de jamón ibérico e, incluso, unas tiras de mojama
Con alto valor energético
La almendra es uno de los frutos secos más populares y utilizados en la cocina mediterránea como ingrediente básico de salsas, guisos y repostería. Además de proteínas y grasas, contiene calcio, hierro, fósforo, potasio, magnesio, vitaminas del grupo B y vitamina E. 100 gramos aportan un valor energético de 575 calorías.
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