En invierno no olvides incluir en tu menú diario una de las verduras más completas, exquisitas y versátiles del mercado. Todo un lujo gastronómico al alcance de la mano que no deja indiferente a quien lo prueba.
Su característica forma de rosetón, con hojas verdes superpuestas, hacen de la alcachofa una verdura reconocible a primer golpe de vista. Su nombre deriva de un término árabe que significa "lengüetas de la tierra", seguramente en referencia a su singular morfología. Fueron los árabes, durante la Edad Media, quienes extendieron su cultivo por los países de la cuenca mediterránea, mejoraron las variedades y sus cualidades gastronómicas.
En la actualidad, la alcachofa es una verdura propia del invierno, habitual en todos los hogares. Sus hojas crujientes, tiernas, con un sabor algo amargo y en especial su parte más tierna, su "corazón", pueden prepararse en una gran variedad de platos: fritas, rebozadas, guisadas, a la brasa, en ensaladas... y, por supuesto, como ingrediente esencial de la tradicional menestra de verduras. Al manipularlas conviene usar guantes para evitar que la piel se tiña, aunque esto puede evitarse si se frotan o rocían con limón o vinagre. Sus propiedades tónicas, digestivas, diuréticas y antirreumáticas, entre otras, le han dado la merecida fama de ser uno de los alimentos de la huerta más saludables.
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