¿Vienen los amigos o la familia a cenar a casa? Sorpréndeles con unos aperitivos a los que no se pueda resistir ningún paladar.
"¿Por qué no venís a cenar a casa la semana que viene?". Esta frase seguro que la has repetido una y mil veces, tanto a los amigos como a tus familiares. ¿Y quién rechazaría la invitación?
El problema, muchas veces, es que cada vez te cuesta más improvisar y comienzan los nervios. Lo más cómodo es comprar unos entrantes (ensalada, algo de embutido, paté, quesos…) y finalizar con un plato principal en el horno (carne o pescado). Eso está muy bien, no le dedicas mucho tiempo y la apuesta es ganadora. Pero, ¿podemos sorprender positivamente con algo diferente?
Claro que sí, estamos hablando de uno de los atributos o símbolos más importantes de nuestra cultura, es decir, una de nuestras señas de identidad: la gastronomía de las tapas. Algunos extranjeros, cuando vienen por primera vez a España, confiesan que la única palabra de nuestra lengua que conocían es, precisamente, "tapas".
Es muy habitual en algunas regiones españolas ir a comer o cenar de tapas en bares y restaurantes. Algunos de ellos son especialistas de esta cocina en miniatura, relanzado, sobre todo, por el maestro de los maestros: Ferrán Adriá.
Ir de tapas es socializar con los amigos, es un concepto que va unido; los bares son el lugar por antonomasia para reunirse con las personas más cercanas. Pero ¿por qué no también en casa?
Todo depende de la complejidad de elaborar las tapas. Las hay muy variadas, tanto por su nivel de complejidad como por su tamaño o sabor. Vamos a recomendarte algunas tapas para que salgas por la puerta grande, sin tener que dedicarle toda una tarde y sin la presión de no llegar a tiempo.
Para preparar unos aguacates rellenos de salmón sólo tienes que vaciar la carne del aguacate, lo mezclas y trituras con el salmón un poco de mayonesa. Rellenas los aguacates con esa "ensaladilla y lo adornas con hojas de lechuga.
La Tapa de jamón y huevo de codorniz la puedes hacer con pan tostado, le añades tomate rayado, un poco de jamón ibérico y encima un huevo frito de codorniz.
Un crujiente de dátiles no es más que un pincho de dátil envuelto en bacon, lo fríes en aceite y le añades una vinagreta de aceite, soja, vinagre, perejil y sal.
Un revuelto de morcilla con piñones lo preparamos en un abrir y cerrar de ojos, pochando cebolla, añadiendo la morcilla, canela y los piñones; cuando estos se doren añadimos huevo y mezclamos bien.
Por último los boquerones agridulces lo solemos hacer a menudo. Freímos los boquerones limpios de espinas en aceite y reservamos. En ese aceite doramos ajo y laurel. A continuación añadimos al aceite el vinagre, la pimienta, el azúcar y salpimentamos. Por último añadimos un poquito de agua al aceite, en cuanto empiece a caramelizar, volcamos el aceite sobre los boquerones.
Todo es cuestión de imaginación y mucho cariño para que no se pueda resistir ningún paladar.
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Foto: Ana María Guardia
Enrique Esquete
Blogger gastronómico
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