Tan apetecible y vistosa como fácil de comer y sabrosa, la cereza es una de las protagonistas indiscutibles de la primavera. Perfecta para tomar en fresco, es también el broche de oro de tartas, mousses y mermeladas.
Con el buen tiempo empieza la temporada de cerezas. Una fruta que tiene muchas cosas a su favor. Para empezar, su apariencia roja y carnosa resulta sumamente atractiva. Además, es muy fácil de tomar de un solo bocado. Como no hace falta pelarla, es una de las preferidas de los más pequeños. Y, por último pero no por ello menos importante, es una fruta muy nutritiva, rica en hierro, calcio y vitaminas A y C pero baja en grasas y colesterol. Un puñado de cerezas nos aporta una buena dosis de ácido fólico, fibra y antioxidantes.
Crujientes por fuera, jugosas y tiernas por dentro. Un explosivo contraste de texturas que potencia el dulzor de las cerezas. Prepara un caramelo en una sartén al fuego con agua y azúcar. Ten preparadas y limpias las cerezas con su rabito. Mójalas en el caramelo y déjalas enfriar en una fuente engrasada con aceite para que no se peguen. Puedes comerlas solas o utilizarlas para decorar algún postre o acompañadas con nata montada.
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