Con su inconfundible sabor, y ese color tan característico provocado por la malta oscura tostada, la cerveza negra tiene un puesto privilegiado entre los amantes de esta bebida.
Los primeros registros que se guardan del consumo de cerveza negra datan de finales del siglo XIV, en Alemania. En los últimos tiempos, tanto grandes marcas como cerveceras artesanas están apostando fuerte por esta cerveza, que cada vez cuenta con más seguidores. Su color proviene de la utilización de maltas oscuras a las que se le sigue aplicando calor más tiempo para conseguir ese tueste diferencial. El resultado da cervezas con mucho cuerpo, de sabor algo más fuerte y consistente que el resto de variedades de cerveza y con aromas que van desde el chocolate hasta el regaliz o el café. Eso la hace maridar a la perfección con comidas muy especiadas, salchichas y carnes asadas.
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