Los vinos pueden clasificarse atendiendo a diferentes criterios, por ejemplo: en función del nivel de azúcar que poseen, de la procedencia de la uva o del grado de alcohol que tienen.
Hoy, clasificaremos los vinos atendiendo al contenido de gas carbónico que posean.
Vino tranquilo: Se dice de aquel que no muestra ningún rastro de gas carbónico.
Vino de aguja: son aquellos que por su origen o por su particular elaboración conservan una parte del gas carbónico procedente de la fermentación de azúcares propios o añadidos. Este gas carbónico se desprende en forma de burbujas sin que llegue a producir espuma. Generalmente suelen ser rosados o blancos.
Vino espumoso: Los vinos espumosos se caracterizan por su larga crianza y una segunda fermentación en botella que les confiere ese alto contenido en carbónico. En España, el Cava, es el espumoso por excelencia.
Vino gasificado: Vino espumoso en cuyo caso, el gas carbónico no procede de la fermentación, sino que es añadido posteriormente de forma industrial, por ejemplo, el Lambrusco.
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