Prácticas y muy sanas, las verduras congeladas son una opción para nuestra cocina que debemos tener en cuenta. Te contamos cómo sacarles el mejor partido.
¿Piensas que la verdura fresca tiene más vitaminas que la congelada? Te equivocas. Piensa que la verdura congelada pasa unas horas entre su recogida y su envase, por lo que casi podemos decir que llega directamente a tu mesa de las manos del agricultor. ¡Solamente si tienes tu propio huerto en casa podrías igualar ese tiempo!
Es una de las ventajas que presenta la verdura congelada. Otra es la comodidad de tenerla disponible en el congelador para cuando la necesitemos. Otra es que la verdura congelada suele estar limpia, lavada y troceada, por lo que podemos ahorrar tiempo gracias a lo primero, y ajustar la cantidad que necesitamos para cocinar con lo segundo.
Otra ventaja, o característica agradable cuanto menos, de las verduras congeladas es su color. El proceso de lavado y congelado fija los pigmentos del vegetal, lo que explica el rojo brillante de los pimientos, o el verde intenso de los guisantes, por poner dos ejemplos.
Es falsa la creencia de que esto se debe a colorantes artificiales.
Lo que sí debemos tener en cuenta a la hora de cocinar con verduras congeladas son unos prácticos consejos para que mantengan su sabor y frescura.
Lo primero no hay nadie que a estas alturas no lo sepa: no rompas la cadena de frío. Hay que mantenerla congelada mientras no se utiliza, y no se debe volver a congelar una vez descongelada.
Salvo que la vayamos a hacer salteada, hay que descongelar la verdura antes de cocinar. Lo más sencillo es abrir el paquete, retirar la cantidad que vayamos a utilizar, y colocarla en un recipiente apto para microondas. El tiempo dependerá de la verdura y la cantidad, pero lo que sí es inamovible es la potencia, que no debe subir de los 300w. Debéis tener en cuenta que este proceso se puede ir más allá de los 10 minutos, por lo que hay que tenerlo previsto a la hora de cocinar para colocarlas un poco antes de cuando vayamos a necesitarlas.
Mientras se descongela en el microondas, es recomendable abrir el aparato cada 5 minutos para removerlas, y que el calor vaya llegando de forma uniforme a las mismas. Id revisando regularmente, para que la verdura no empiece a cocinarse. Si estáis haciendo otras cosas, id añadiendo minutos poco a poco, para que no se os pase.
Una vez descongeladas, aún queda un paso antes de cocinarlas. Según el agua que hayan soltado deberemos escurrirlas en un colador, o apretándolas con las manos. Una ventaja de descongelarlas en el microondas en lugar de en agua es que las verduras conservan mejor su sabor, y será necesaria menos sal para aderezarlas.
Y ahora que las hemos descongelado, podemos cocinarlas como si de verduras frescas se tratase. Fácil, ¿verdad?
Foto: Jorge Díaz
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