Quítale bien las vísceras, pero deja la cabeza. Sécalo completamente tanto por fuera como por dentro. Envuélvelo en papel film primero y después en papel de aluminio. Después ponlo en el congelador. Cuando llegue el momento de descongelarlo, ponlo en una olla con agua fría, sin desenvolverlo todavía. Ahora sácalo y quítale todos los envoltorios. A continuación échale limón y déjalo reposar.