En algunas ocasiones puede resultar bastante complicado descubrir si los bebés tienen o no intolerancia a la lactosa, pero hay algunos síntomas que podrían aclarar vuestras dudas. ¿Cuáles son?
La lactosa es un azúcar que se encuentra en los alimentos que les gustan a muchos de los niños que son la leche y los productos lácteos como el yogur helado o los quesos, por ejemplo. Es cierto que la lista de todos los alimentos que contienen lactosa es bastante larga e incluso está presente en algunos tipos de pan, cereales y alimentos congelados y enlatados. La intolerancia a la lactosa es un problema digestivo y aunque puede generar muchas molestias no provoca ninguna reacción que pueda poner en peligro la vida del bebé o el niño en cuestión. Es la incapacidad que tiene el organismo para digerir la lactosa. Y no, no es lo mismo una intolerancia a la lactosa que una alergia a la leche porque esta última tiende a desaparecer durante el primer año de vida e involucra al sistema inmunitario cuando el sistema digestivo del bebé todavía está algo inmaduro. Los síntomas, por ejemplo, sí suelen ser bastante similares.
Según la Asociación Española de Pediatría, si la intolerancia a la lactosa se debe a otra enfermedad que daña la superficie del intestino se conoce con el nombre de intolerancia secundaria, algo transitorio que se normaliza en poco tiempo. En los niños más mayores y en los adultos la más frecuente es la intolerancia primaria a la lactosa debida sobre todo a la pérdida progresiva de la lactasa intestinal. Esta se conoce también como intolerancia a la lactosa del adulto, pero los síntomas podrían aparecer a partir de los cinco años o antes.
Esta intolerancia se produce cuando el intestino no produce suficiente enzima lactasa que es la encargada de digerir la lactosa. Además, al no tener suficiente enzima lactasa la lactosa no se digiere completamente y permanece en el intestino, pasa al colon y allí es fermentada por la flora intestinal generando gas y otras muchas sustancias. Las heces son más líquidas causando problemas y molestias gastrointestinales. Pero ¿qué síntomas son propios de una intolerancia a la lactosa?
Pues bien, al igual que pasa con el resto de las afecciones y enfermedades la intolerancia a la lactosa se va a presentar en los bebés con síntomas muy concretos:
-diarrea
-cólicos abdominales
-hinchazón abdominal
-gases
-llanto descontrolado
-náuseas y vómitos
-pérdida de peso
-sonidos en la tripa
Para diagnosticar la intolerancia a la lactosa el pediatra preguntará al padre o a la madre por posibles antecedentes médicos familiares y también todos aquellos relacionados con la alimentación como ayuda para el diagnóstico a la intolerancia a la lactosa. En algunos casos lo que se realiza es una prueba de hidrógeno en el aliento del bebé para detectar dicha intolerancia. La prueba consiste simplemente en respirar en un recipiente que mide el nivel de hidrógeno en el aliento antes y después de beber una bebida que contiene una cantidad de lactosa. Se va a detectar una pequeña cantidad de hidrógeno en el aliento cuando una persona ingiere y digiere la lactosa y un aumento en los niveles de hidrógeno se considerará un resultado positivo en la prueba.
Los pediatras también van a examinar la acidez en la materia fecal de bebés y niños más pequeños que son incapaces de realizar dicha prueba. La presencia de glucosa en las heces de los bebés podría indicar, por ejemplo, que existe lactosa que no ha sido digerida. Si los síntomas persisten podría ser necesario remitir a un gastroenterólogo pediátrico para seguir evaluando al pequeño. Asimismo, y según, por supuesto, la gravedad de los síntomas del niño se le deberá realizar también una endoscopia para medir los niveles de lactasa de este en el intestino.
En algunos casos la intolerancia a la lactosa es temporal. Sin embargo, el tratamiento va a depender siempre de la magnitud de los síntomas del menor. De hecho, hay casos en los que algunos bebés y niños pueden consumir pequeñas cantidades de productos lácteos y no experimentar ningún tipo de síntoma. Sin embargo, si estos son graves y justifican, por ejemplo, la supresión total de la lactosa en su dieta, el pediatra quizás pueda mandar al niño al nutricionista quien podrá sugerirle otros alimentos que aportan esos nutrientes o incluso recomendarle algunos suplementos vitamínicos. No pasa nada por qué el bebé o el niño sea intolerante a la lactosa y si no se te ocurren demasiados platos que ofrecer a tu pequeño siempre puedes leer algunas recetas en libros de cocina para bebés y niños intolerantes a la lactosa.
Fuentes:
Healthy Children, https://www.healthychildren.org/Spanish/healthy-living/nutrition/Paginas/Lactose-Intolerance-in-Children.aspx
AEP EnFamilia, https://enfamilia.aeped.es/temas-salud/intolerancia-lactosa
Mayo Clinic, www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/lactose-intolerance/symptoms-causes/syc-20374232
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