Una naturaleza sorprendente y singular, unos contrastes climatológicos inesperados y extremos que, unidos al trabajo y buen hacer de las gentes de esta zona en el corazón del Duero, dan origen a una uva y a unos vinos simplemente excepcionales.
Aunque la historia de toda la Ribera del Duero ha ido siempre paralela a la unión de la viña y el vino que marcan su paisaje, la personalidad de sus gentes y su cultura, las tierras que a día de hoy se agrupan bajo la D.O. Ribera del Duero, se sitúan en la meseta norte y en la confluencia de cuatro provincias integradas en la Comunidad Autónoma de Castilla y León: Burgos, Segovia, Soria y Valladolid, con el río Duero como eje de todos ellos.
Esta D.O., tal como hoy la conocemos, surge en 1980 tras la iniciativa de una serie de viticultores y bodegueros preocupados por impulsar los viñedos y la calidad de sus vinos. Desde entonces, la puesta en marcha de nuevas prácticas de cultivo y elaboración, así como de rigurosos procesos de control han hecho de la Ribera del Duero un sinónimo de calidad. Desde un Joven hasta un Gran Reserva, los vinos de las más de 600 marcas que llevan este sello, resultan irrepetibles.
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