La suave textura de las frutas en almíbar, así como su dulce sabor, convierten estas frutas en los ingredientes ideales, tanto de recetas dulces como saladas. Marrón glacé, melocotones al vino, o piñas y castañas en almíbar.
Las frutas en almíbar se obtienen a partir de frutos enteros, medios o trozos, con diversas formas, a los que se añade un jarabe de cobertura, compuesto por agua y azúcar. Su aporte calórico medio es de tan sólo 63 calorías por 100 gramos. Los requisitos principales para elaborar las frutas en almíbar son la madurez y el azúcar de refinería o blanca. Históricamente, el origen de la frutas en almíbar se encuentra en la necesidad de conservarlas para consumirlas en los períodos de escasez, como ocurrió, por ejemplo, con la llegada de los españoles a América en el descubrimiento del nuevo continente. La cuidada selección y calidad de las frutas garantiza el dulce sabor y la tersa textura de las que van a ser conservadas durante varias estaciones. Puedes sorprender a los tuyos con alguna de las recetas en las que las frutas en almíbar serán las protagonistas o los ingredientes decorativos, que alegrarán tu mesa con color. En los postres, los intensos licores casan a la perfección con la suavidad de estas exquisiteces y, entre las recetas saladas, existen un sinfín de posibilidades que fusionan los sabores.
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