Su nombre tiene prestancia: Brut Nature Gran Reserva. Los apellidos lo dicen todo: Ferrer y Sala. La marca que le da imagen mundial no genera dudas: Freixenet. Procedencia: uvas de cepas de la finca familiar de San Quintí de Mediona, en el Alto Penedés. Edad: cuatro años de crianza. Otro rasgo que le hace inconfundible: su diversidad de aromas a frutos secos, a los tostados o las pasas. Es un cava que marca estilo. Pero antes de servirlo frío, conviene repasar la historia. La llegada de este cava al mercado responde a unos criterios muy concretos, como explica José Ferrer Sala: “Es la respuesta de Freixenet a una deuda histórica. Es un proyecto inspirado en el sentimiento de gratitud hacia aquellas personas que hicieron posible el nacimiento de nuestra empresa. Es un regreso a los orígenes, al lugar donde mis padres, junto a mis abuelos, elaboraron las primeras botellas de Freixenet”.
Todo esto ocurrió hace cien años en la Bodega Casa Sala, que se construyó en 1895. Primero se produjeron vinos para la exportación hasta que, en 1914, los padres de José Ferrer Sala, Pere y Dolores, elaboraron la primera botella de cava Freixenet. Comenzaba así una trayectoria empresarial, comercial y enológica de grandes dimensiones. Ahora, las cosas han cambiado, pero no se han perdido las viejas tradiciones. En la nueva bodega biodinámica Casa Sala convive lo artesanal con las nuevas tecnologías en la elaboración de grandes reservas. Una vez realizada la vendimia de forma manual, la uva es trasladada a la prensa originaria de la bodega. Tiene cien años y trabaja a los ritmos que marca una edad tan distinguida: los rendimientos son de apenas el 50 por ciento, pero el mosto que se extrae, mosto flor, es de una calidad magnífica. El proceso es pausado, por gravedad, sin agresividad. No intervienen bombas, ni filtros, ni tuberías. Hay un control absoluto sobre los prensados, que se realizan como se hacían a principios de siglo.
La crianza en bodega dura cuatro años. El vino fermenta en botellas cerradas con tapón de corcho y cuando madura en botella reposa inclinado unos 25 o 30 grados sobre la horizontal. Todo bajo el tacto de manos expertas que sabrán mover las botellas para que los sedimentos se extiendan por el envase. Un delicado baile en el que el vino no puede sufrir. Son burbujas de oro y como tal se cuidan. Un tesoro espumoso que satisfará a los más exigentes paladares.
“El estilo del cava de Casa Sala pasa por su diversidad de aromas a frutos secos”
ES UN CAVA CON PERSONALIDAD, DISTINGUIDO Y SELECTO. EN SU ELABORACIÓN SE RECUPERAN LAS ANCESTRALES TÉCNICAS DE ESTA BODEGA CENTENARIA.
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