Estas pequeñas vainas verdes cuentan con una larga lista de propiedades beneficiosas para el organismo ya que son ricas en fibra y en agua, apenas contienen grasa y aportan pocas calorías, por lo que resultan perfectas en dietas de adelgazamiento y como refuerzo en caso de colesterol, anemia o para tratamiento de gota, artritis
o cálculos en el riñón. Las judías verdes constituyen, por lo tanto, una pequeña maravilla natural perfecta para la salud. A todos sus beneficios se añaden sus posibilidades culinarias, que son numerosas: desde las clásicas rehogadas con aceite de oliva virgen, patatas y jamón serrano, a propuestas más creativas e innovadoras como ensaladas tibias, acompañadas de queso parmesano o yogur, e incluso en deliciosas cremas. Son también una excelente guarnición para carnes o pescados (tanto hervidas como cocidas, en guiso, ensalada o a la plancha). Además, puedes consumirlas todo el año puesto que se cultivan ininterrumpidamente. Puedes guardarlas frescas en tu frigorífico en una bolsa de plástico perforada, aunque también puedes escaldarlas y congelarlas para usarlas cuando lo necesites.