Es una bebida milenaria china que paso a paso se ha ido introduciendo en Occidente, donde cuenta ya con una legión de adeptos. Es posible que sus matices peculiares no le convierten en una bebida de masas, aunque si nos paramos a pensar, la Coca-Cola no gusta a nadie cuando la prueba por primera vez. En cualquier caso, kombuchas hay muchas y de distintos sabores: seguro que al menos hay una ante la que vas a caer rendido.
Nacida en China hace más de dos milenios, esta bebida fue en sus inicios considerada como un remedio tradicional. De China pasó a Corea y Japón y mucho más tarde a Rusia y Europa del Este, países en los que también se elaboraba de forma casera. En el siglo XX, la kombucha llegó tímidamente a Centroeuropa y, finalmente a Estados Unidos donde consiguió cierta popularidad en comunidades naturistas.
El gran salto de la bebida en Occidente se produjo en los años 90, con su comercialización en California. En la actualidad, está considerada como un icono de la alimentación saludable, gracias a sus probióticos producto de la fermentación y su bajo contenido en azúcar.
Se trata de una bebida fermentada burbujeante que se elabora a partir de té (negro o verde) que fermenta gracias a una colonia simbiótica de bacterias y levaduras llamada SCOBY. En esa transformación nacen ácidos, gases y una gran variedad de compuestos fenólicos, como flavonoides y ácidos orgánicos, que podrían tener un impacto en la salud intestinal.
Cultivo de bacterias y levaduras conocido como scoby
La kombucha ha sido motivo de ensayos clínicos en animales o in vitro, lo que para muchos, no aportaba una evidencia real de las propiedades o supuestos beneficios de la kombucha. Recientemente, un grupo de científicos ha publicado en la prestigiosa revista The Journal of Nutrition un artículo sobre un ensayo público en humanos en los que se pone de manifiesto beneficios detectados tras el consumo regular de Kombucha.
Durante 8 semanas, 46 personas —23 con peso normal y 23 con obesidad— consumieron kombucha de té negro de forma regular. Se les tomaron muestras de sangre, orina y heces antes y después del consumo.
En la kombucha se identificaron 145 compuestos fenólicos, en su mayoría flavonoides, conocidos por sus propiedades antioxidantes.
En los participantes con obesidad, se observó un aumento de bacterias beneficiosas como Subdoligranulum, relacionada con la producción de butirato, un ácido graso clave para la salud intestinal. También una reducción de géneros asociados a la obesidad como Ruminococcus y Dorea.
Colección de kombuchas de Flax & Kale
En conclusión, el consumo habitual de kombucha mejoró la microbiota intestinal en ambos grupos, aunque los efectos fueron más notables en el grupo de personas con obesidad.
Hay que aclarar, en cualquier caso, que este estudio se ha realizado a partir del consumo de kombucha de té negro, y la mayoría de kombuchas comerciales se elaboran con té verde. En cualquier caso, como fermentado que es, la kombucha puede considerarse como una bebida saludable en tanto aporta nutrientes, compuestos antioxidantes y bacterias buenas, por lo que se convierte en un refresco perfecto. Eso sí, su consumo no está indicado en embarazadas, niños ni personas que no puedan beber alcohol, ya que la kombucha, como el resto de fermentados, cuenta con una cantidad de alcohol residual de menos de un 0,5%. En todo caso, en las kombuchas comerciales, no se percibe ni el sabor ni el efecto del alcohol.
La kombucha se toma bien fría (y se compra refrigerada), incluso puedes tomarla con hielo y distintos aderezos como rodajas de lima, jengibre fresco, pepino, menta, frutos rojos o trocitos de otras frutas.
Como es una bebida ligeramente efervescente que bien puede hacer la función de un refresco, antes de servirla, no agites la botella ya que se te derramaría el líquido al abrirla. Lo ideal es que abras la botella en posición vertical y dejando escapar un poco el gas.
Verás que la kombucha tiene sedimentos: ¡eso es absolutamente normal! Son los restos de las levaduras vivas y los compuestos naturales.
Un último apunte: la kombucha es un ingrediente ideal como base de mocktails.
Llama la atención por la dulzura jugosa de la piña y el toque fesco de la hierbabuena y se redondea por su efervescencia ligera. Además, la piña mejora la digestión y alivia la inflamación gracias a la bromelina.
Es una kombucha tradicional (sin más ingredientes que té y azúcar) ideal para quienes buscan una alternativa funcional y refrescante. Es apta para veganos y celíacos, y tiene un perfil bajo en calorías.
Recuerda al cóctel cubano gracias a sus matices de menta y lima brasileña. Si te gusta el mojito, esta kombucha te resultará más que agradable. No contiene azúcar añadido y se presenta sin pasteurizar, lo que permite mantener sus cultivos vivos. El contenido alcohólico está por debajo del 0,3%.
Está elaborada con té verde, es ecológica, vegana y sin gluten y con bajo contenido en azúcar y sin pasteurizar, por lo que mantiene vivos los cultivos. Su sabor a frutos rojos la convierten en una kombucha muy apetecible.
Es muy original en sabor en tanto lleva mango y fresa, una combinación poco habitual en kombuchas. Se elabora con té verde y frutas naturales ofreciendo un equilibrio entre dulzor y acidez completamente adictivo y muy refrescante ¡Con cultivos vivos!
Su elaboración en frío mantiene vivos los cultivos de bacterias y levaduras, ofreciendo un perfil suave y ligeramente ácido, característico de kombuchas artesanales.
Perfecta como alternativa funcional a refrescos, combina la frescura del té verde con la bondad de los probióticos sin añadir azúcar ni aditivos.
Kombucha que combina la acidez cítrica con el toque picante del jengibre, resultando en una bebida estimulante y digestiva. Se elabora con ingredientes ecológicos y sin pasteurizar, conservando microorganismos vivos beneficiosos para la microbiota intestinal.
Conserva cultivos vinos ya que no se pasteuriza, y se elabora con ingredientes naturales. Su perfil es dulce y especiado gracias a la manzana y la canela, que le dan un sabor goloso que gusta a la mayoría de consumidores.
Las kombuchas de Flax & Kale son especialmente sabrosas y originales, y esta en concreto combina té fermentado con jugos naturales de lima, limón y pulpa de pitaya. Su sabor cítrico la convierten en un trago muy refrescante. Por supuesto, es baja en azúcares.
La marca Komvida es de las pioneras en implantarse en España y hoy en día es líder en Europa. Tras esta start up hay detrás la historia de dos amigas que emprendieron en su pueblo extremeño de 5000 habitantes.
La kombucha de piña colada es un valor seguro para el verano.
El refrescante limón ecológico se funde con un sutil toque de espirulina, una microalga de verde azulado considerada un alimento con antioxidantes, antiinflamatorias y con efecto reductor del colesterol.
Esta kombucha fusiona té verde fermentado con jugo de kiwi, pepino y una pizca de espirulina —todos ingredientes ecológicos— ofreciendo un sabor suave, refrescante y ligeramente verde muy original. Tiene apenas 14 kcal / 100 ml de producto y mantiene sus cultivos vivos y antioxidantes por estar sin pasteurizar.
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