La vajilla

La perfecta elección y disposición de la vajilla marcará la diferencia entre una mesa más y una mesa perfecta.
Toda vajilla dispone de tres tipos de platos: llanos (para uso general), hondos (para sopas y caldos) y llanos más pequeños (para el postre).
Sólo debe presentarse sobre la mesa el plato que se utilizará en primer lugar, luego será reemplazado por los siguientes.
Lo único que mantendremos permanentemente serán los bajoplatos, un elemento prácticamente decorativo, de mayor diámetro que el resto y que aporta a la mesa un excelente efecto ornamental. Éstos se deben dejar como la base de los diferentes platos que se irán utilizando durante toda la comida y  son una excelente opción para no dejar el mantel desnudo en ningún momento.

Con respecto a la ubicación de los platos, es importante recordar que no se debe dejar un plato llano sobre otro, ni un plato hondo directamente sobre el mantel. En ese caso, se debe colocar un plato llano bajo el plato hondo.
Los platos han de estar separados 1 ó 2 cms del borde de la mesa,  y entre los comensales unos 65-70 cms. para que los invitados se puedan mover con cierta comodidad y soltura.

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