Cortar las langostas en sentido longitudinal y recoger todo su jugo y los corales si los tuviera. Salpimentar. Saltear las langostas en una sartén hasta que el caparazón se ponga rojo (unos 3 minutos). Retirar y reservar. Pelar los tomates, eliminar las pepitas y cortarlos en daditos. En la misma sartén, y en el mismo aceite, saltear la cebolla y el ajo. Cuando estén pochados, transparentes pero sin quemar, añadir el brandy y flambearlos. Una vez apagadas las llamas, agregar el vino, los tomates y la pimienta de cayena. Cuando rompa a hervir, cocer 15 min. Incorporar las langostas a la salsa y cocer unos 5 min. Sacar el marisco y reducir la salsa. Preparar un majado con el líquido reservado y los corales. Añadir el estragón picado y la mantequilla. En el momento de servir, volver a poner la langosta en la salsa y agregar el majado; dar un último hervor y espolvorear con perejil picado.
En la receta original la langosta se sirve entera.
Un marisco perfecto
La langosta tiene gran valor nutricional. Aporta mucho yodo, bueno para el metabolismo, y zinc. Pero lo más destacable es su contenido proteínico; 17 de cada 100 gramos de langosta son proteínas. Si la vamos a congelar, depués de limpiarla bien, debemos ponerla en una caja de corcho, ya que el film se queda adherido al caparazón.
Receta viajera
El origen de la langosta a la americana se lo disputan americanos, franceses y españoles. Pero no hay duda de que el plato llegó a nuestro país con los indianos asturianos y catalanes a su regreso de tierras americanas. La receta es muy popular en Asturias y Cataluña, donde se le suele añadir chocolate.
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