Cuando se hervía la leche antes de tomarla, la nata nos regalaba bizcochos y galletas. una pequeña empresa gallega ha recuperado ese sabor. Es la única en el mundo.
Nuestra historia empieza hace más de un siglo en Galicia. Cuando la gente no iba al supermercado a comprar la leche, sino que eran las lecheras quienes la repartían por las casas. Entonces era obligatorio hervirla antes de su consumo. Y arriba quedaba siempre una nata que las mujeres solían conservar en cuencos. Cuando tenían suficiente, la utilizaban para hornear galletas o bizcochos. Si saltamos hasta nuestros días, descubrimos que el sabor de aquellas galletas apenas es un recuerdo en la memoria del paladar. Solo el empeño de Mercedes Guerreiro Segade, al frente de Maruxas de Nata, ha logrado que, desde 2010, estas galletas vuelvan a estar al alcance de nostálgicos y golosos.
“En mi casa se daba forma a las galletas con un vaso. Aquí lo hacemos cogiendo un pellizquito”, explica esta ferrolana que ha apostado por mantener un proceso cien por cien artesanal y ecológico (tienen el certificado del Consejo Regulador de Agricultura Ecológica de Galicia). “Aquí todo se hace a mano, salvo el amasado, para lo que tenemos una batidora industrial”. Cada día, Mercedes fabrica entre 50 y 100 kilos de unas galletas únicas que han conquistado al público, pero también a la crítica. Desde el arranque han salido casi a reconocimiento por año. En 2011, recibieron el Premio Excelencia a la Innovación para mujeres rurales del Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino; un año después, obtuvieron el Premio Alimentos de España, Mujer Emprendedora, concedido por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente; en 2013 el Premio Internacional Superior al Sabor y la Calidad del Instituto Internacional del Sabor y la Calidad, que Mercedes recibió en Bruselas. “Los premios, como todas las menciones elogiosas en los medios de comunicación, hacen ilusión, pero lo más importante es el prestigio y la repercusión. Es algo que se nota mucho en los pedidos”, explica Mercedes. Otro éxito que para la Maruxas de Nata significa mucho es haber entrado en El Club del Gourmet. Y siguen los desafíos. “Estamos intentando abrirnos poco a poco al mercado internacional. Ya vendemos galletas en una tienda de Toulouse, en Francia, y hemos mandado muestras a Inglaterra y Alemania”.
Quien la prueba se retrotrae a su infancia, cuando las desayunaba con un vaso de leche. Ahora lo mismo se pueden acompañar con un café, una taza de té, una copa de orujo de hierbas o cualquier otro licor. “Las Maruxas de Nata van con todo, y se pueden tomar todo el año. Eso sí –bromea Mercedes– advierto que pueden resultar adictivas, son viciosas”
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