¿Qué tomo?
La actividad que llevamos a cabo después de comer nos deja sin fuerzas y necesitamos saciar ese hambre y reponer energías antes de cenar. Puede ser un sandwich, un bocadillo, una tostada con mermelada o queso, galletas, fruta... Para beber, un vaso de leche, infusión o zumo. Lo importante es que tomemos un tentempié a media tarde, ligero pero completo y equilibrado. No se trata de llevarse a la boca lo primero que encontremos. El mayor error es caer en un picoteo incontrolado a base de fritos o bebidas gaseosas. Como en el caso del desayuno, lo ideal es ir variando la merienda para no aburrirnos. Por eso, es buena idea ir alternando salado y dulce. Además, es importante no dejar nada a la improvisación y tener planifi cada la merienda de cada día para no caer en tentaciones.
Dulce tentempié
La importancia de la merienda está fundamentada en la teoría de las cinco raciones al día. Se trata de hacer cinco comidas más ligeras en vez de solo tres más copiosas. Al intercalar un tentempié a media mañana y la merienda a media tarde, evitamos estar tantas horas sin ingerir alimento y llegamos con menos ansia a la comida o a la cena. En el caso de meriendas dulces, un buen vaso de leche con galletas, palmeritas o magdalenas o bien algún lácteo, como unas natillas o un yogur, son una propuesta perfecta. También puedes innovar preparando unas deliciosas tortitas o recurrir al clásico bocadillo de pan con chocolate. ¡Sencillamente delicioso!
Prueba a preparar con los niños coulants o crepes como los que te presentamos de Dr. Oetker. Se lo pasarán en grande y tendréis una merienda riquísima.
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