Los vinos tienen una duración biológica y un tiempo de desarrollo limitado, en términos generales, podríamos decir que este tiempo es “su fecha de caducidad” una vez sobrepasado este momento, comenzará a perder cualidades. Por tanto, es errónea la creencia de que un vino cuanto más años haya sido guardado, más calidad tiene ( salvo contadas excepciones como los Oprtos)
Los vinos jóvenes ( que no han tenido crianza en barrica) han de consumirse preferiblemente en el mismo año de su compra ya sean blancos, tintos, rosados o claretes.
Los tintos de crianza tienen su momento óptimo de consumo entre 5 y 7 años después de su elaboración.
Los tintos de guarda tienen una vida media de entre 5 y 10 años. En el caso de los vinos procedentes de uva Merlot, Burdeos o Syrah esa estimación puede ampliarse hasta los 15 años.
En cuanto a los Cavas y Champagnes, no es aconsejable guardarlos por más de 2 años.
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