Varios siglos de tradición han convertido a la mortadela de Bolonia en uno de los fiambres más famosos de Italia. Su receta, que se ha transmitido de generación en generación, mantiene intacto el inconfundible sabor y aroma de este producto.
La mortadela de Bolonia se ha convertido en patrimonio nacional de la gastronomía italiana. Su exclusiva fabricación (sólo puede ser producida en la zona centro-septentrional de Italia) y sus propiedades nutricionales hacen de éste un alimento completo y, sobre todo, de calidad. La indicación geográfica protegida (IGP) es la denominación de origen de la mortadela de Bolonia que garantiza su elaboración tradicional. La cuidada selección de las mejores carnes de cerdo hasta su envasado, todo el proceso es sometido a un estricto y riguroso control.
Sólo los mejores cortes de carne y tocino son aptos para fabricar la mortadela de Bolonia. Con ellos se elabora una pasta fina de suave textura y sabor intenso, a la que se añaden pequeños trozos de grasa de papada para conferirle mayor dulzura. La masa así obtenida está lista para ser embutida y posteriormente sometida a un proceso de cocción. En esta fase, que puede durar desde unas horas hasta un día entero, la mortadela de Bolonia recibe su característico aroma y suavidad. En cualquier caso la temperatura de ebullición debe ser siempre superior a los 70ºC. Tras la cocción, las piezas se someten a una ducha de agua fría y son guardadas en una cámara de refrigeración para que repose el producto. La mortadela de Bolonia ya está lista para ser degustada.
Su peculiar sabor, su olor ligeramente especiado y su inconfundible color rosa son su mejor carta de presentación, que la convierten en uno de los fiambres preferidos por niños y mayores de medio mundo. La mortadela de Bolonia es rica en minerales como el hierro y el zinc. Por eso, es ideal para quienes practican alguna actividad física y necesitan un mayor aporte energético. Además, es un alimento bajo en colesterol y sal, muy recomendable en dietas y regímenes. Acompañante de lujo, este producto permite una gran variedad de presentaciones: en lonchas, en dados, tiras... Esto lo convierte en el perfecto acompañante para ensaladas, pastas o como snack, y en el protagonista indiscutible a la hora de la merienda.
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