Refrescante, nutritiva y muy jugosa, así es la pera ercolina. Si aún no habías descubierto esta variedad, sólo tienes que acercarte a la Frutería del Supermercado de El Corte Inglés y buscarlas.
Aunque es originaria de Oriente Medio, la pera ya hacía las delicias de los más golosos en el Imperio romano. Por tanto, no es de extrañar que estos últimos la extendieran por toda Europa. Las primeras noticias que se tienen sobre la pera ercolina o ercolini datan del siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, aunque no será hasta mediados del siglo XX, en las décadas de los 50 y 60, cuando se desarrolle de forma intensiva su cultivo. Sus frutos se reconocen fácilmente porque son de tamaño mediano y tienen una peculiar forma cónica con su pedúnculo intacto, ya que son cuidadosamente recolectados. Tienen una piel fina, de color verde amarillento, con la característica chapa de tono rojizo en su cara orientada al sol. Aunque si por algo se caracteriza la ercolina es por sus ricas propiedades organolépticas: delicadas y exquisitas al madurar, tienen una pulpa blanquecina y muy jugosa. Ligeramente perfumada, su sabor es excelente, muy dulce y azucarado.
Al natural son una maravilla, aunque también resultan riquísimas preparadas en mermeladas, postres, en guisos o en licores. Sus grandes propiedades diuréticas las convierten en una fruta muy adecuada para todo tipo de dietas de adelgazamiento y eliminación de líquidos corporales.
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