Pelar las peras reservando el tallo. Retirar las semillas por la base con un cuchillo para que conserven su forma. Colocarlas en un plato y pintarlas con el zumo de limón. Calentar a fuego lento el vino, el zumo de limón y 140 g de azúcar, hasta que empiece a hervir. Incorporar las peras, tapar y cocer suavemente durante 15 minutos. Retirar del fuego, dejar enfriar y reservar en la nevera 12 horas. Batir las yemas de huevo con el azúcar reservado. Poner en un cazo la nata y 1,5 dl del almíbar colado de la cocción de las peras. Calentar hasta que empiece a hervir. Retirar del fuego y verter sobre las yemas batidas, sin dejar de batir. Pasar la mezcla a una cazuela y calentar a fuego lento, sin que llegue a hervir y removiendo. Cuando la mezcla se haya espesado un poco, retirar y dejar enfriar. En el momento de servir, poner en cada cuenco una rodaja de magdalena y encima colocar una pera. Cubrir con la crema fría y servir inmediatamente
Las más indicadas
Para realizar este postre hay dos variedades de pera muy apropiadas; la Barlett, con pulpa carnosa, suave y muy aromática -se emplea también para ser enlatada-, y la Blanca de Aranjuez o blanquilla, de carne muy jugosa, agradable y de color blanco. Es la que conocemos también con el nombre de pera de agua.
Otra opción
Si no dispones de vino blanco dulce pero tienes una botella de blanco seco, conseguirás el mismo sabor en esta receta si cueces las peras con ese vino, una corteza de limón y un palito de canela en rama. También puedes espolvorearlas con canela en el último momento. Otra opción es servirlas con una bola de helado.
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