Quizás no la conozcas, pero existe una variedad de sangría que no se hace con vino tinto sino con blanco y que está igual de deliciosa. Para prepararla, sólo tienes que añadir, a una jarra de vino muy agrío, unas rodajas de pepino sin piel, a las que antes hayas quitado el amargor echándoles un poquito de sal y pasándolas por el chorro del agua fría. Por último, echa unas hojas de hierbabuena y tendrás un delicioso refresco..., que no deberán tomar los niños.