¡Qué buena pareja!

La primera norma para el maridaje del queso es que no hay una única norma, objetiva e infalible. Si bien, sí existen algunas indicaciones generales que pueden servirnos de orientación a la hora de elegir el vino ideal para un queso:

1. Para empezar, el mejor consejo es dejarse guiar por el instinto y el sentido común. El ejercicio prueba-error es el que mejor puede llevarnos a descubrir cómo nos gusta maridar cada queso.
2. Los vinos y quesos de la misma región suelen combinar muy bien. En principio, compartir un territorio común ayuda a que los sabores se complementen.
3. Como norma general, el sabor del queso debe ser más suave o igualar al del vino.
4. A mayor curación del queso, mayor crianza del vino. Así, por ejemplo, los quesos suaves pueden tomarse con un vino ligero, sin mucho cuerpo, mientras que los quesos fuertes piden un vino intenso con más sabor.
5. Normalmente, los vinos blancos son los que mejor combinan con la mayoría de los quesos, pues son más ligeros y delicados en boca y tienen menos taninos (estos pueden llegar a enmascarar los sabores del queso). Sin embargo, cuanto más duro es el queso, más taninos aguanta. Por eso, los quesos muy curados hacen buena pareja con tintos de crianza y reservas.
6. Si lo que vamos a tomar es un queso blando, lo más recomendable es elegir vinos con aguja o espumosos. El carbónico y las burbujas ayudan a limpiar el exceso de grasa de los quesos blandos y potencian las sensaciones en boca. 

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