¿Sabías que los españoles sentimos furor por la sardina? La pasión se da, sobre todo, en verano, tiempo de asados y de espetos a lo largo de nuestras costas, y de temporada alta en cuanto a su pesca. Además, la sardina en conserva es un alimento habitual en nuestras despensas.
Sin duda, el consumo en nuestro país de este pez gregario es el más alto de Europa. Afirma EFE Agro que, según datos de 2018 del Observatorio del Mercado de los Productos de la Pesca y de la Acuicultura de la Comisión Europea (CE), su consumo en España es de 18 veces más que en la vecina Francia, país que ocupa el número dos en la Unión Europea en cuanto a ingesta de este pescado.
La sardina española se pesca en aguas ibéricas del Mediterráneo y el Atlántico, y su captura se realiza mediante la pesca de arrastre. La sardina, que sirve de alimento para grandes especies marinas, se alimenta de plancton, pequeños peces y crustáceos y huevas. Aunque su carne tiene un sabor profundo y muy gastronómico, lo cierto es que tiene mala conservación, por lo que se recomienda comprarla muy fresca y consumirla el mismo día que se adquiere.
Sardinas en conserva. Imagen: cortesía de Paco Lafuente
Este pescado es una fuente estupenda de ácidos grasos omega-3, relacionados con el buen funcionamiento de las células neurales y el tejido nervioso. Hablando en plata, estos ácidos grasos intervienen en el mantenimiento de las funciones psicológicas, cognitivas y de la salud mental en general.
Además, cabe señalar que son elementos indispensables para el correcto funcionamiento del organismo, son beneficiosos para el corazón y para todo el sistema cardiovascular aunque el cuerpo no los genera por sí mismo: estos ácidos grasos solo se obtienen a través de los alimentos.
Por último, las sardinas tienen proteínas de alto valor biológico, son ricas en vitaminas del grupo B, también E y D; y contienen minerales como fósforo, selenio, yodo, hierro y magnesio.
En resumen, son muchos los beneficios de comer sardinas.
La sardina puede elaborarse de distintas formas. Las más populares son a la plancha, a la parrilla, asadas, en escabeche o en conserva. Si se toman de lata, su contenido en calcio es muy notable ya que se comen con pequeñas espinas que se funden en la boca.
Uno de los problemas que tiene la sardina al cocinarla es que desprende un olor desagradable que impregna nuestra cocina. Parte del problema viene de las vísceras, lo que se recomienda eviscerarlas antes de cocinarlas. El maestro cocinero Martín Berasategui recomienda un truco infalible (que hemos probado): sumergirlas en leche durante diez minutos, algo que no afecta a su sabor, pero sí a su olor. No dudes en utilizar este truco a la hora de preparar estas recetas, te supondrá un antes y un después.
Consumir sardinas es bueno por muchos motivos: son saludables, son asequibles y son muy sabrosas.
01.
Sardina a la brasa con salsa de aceitunas verdes
Una receta muy fácil de preparar y con multitud de propiedades nutricionales, además de resultar deliciosa y económica. Tiene grasas saludables propias de la sardina y de las aceitunas, además de proteínas de alto valor biológico, vitaminas y minerales.
02.
Sardinas al horno con relleno
Otra receta sencilla aunque suculenta. No te olvides de emplear el truco Berasategui para evitar que tu cocina se impregne de mal olor. Bon appetit!!
03.
Sardinas en salsa
La acidez del limón y de las alcaparras supone un excelente contraste para las sardinas, rebajando la sensación de grasa propia del pescado. Sin duda, es una receta fresca y perfecta para el verano.
04.
Sardinas en espeto
Son las reinas del verano y en espeto es la forma más popular de prepararlas en todo el litoral mediterráneo de Andalucía. Resulta un plato de lo más saludable.
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