LOS GRANDES CHEFS
Es un lugar común en Francia el afi rmar que Lyon es la capital gastronómica del país y, de todas las estrellas del fi rmamento gourmet francés, una lionesa brilla con más intensidad que todas las demás: Paul Bocuse, el chef de chefs, que imparte su magisterio bendecido desde hace más de 30 años con tres estrellas en la Guía Michelin. Lyon es también escenario donde actúa la única mujer en poseer tres estrellas Michelin, Anne Sophie Pic. Otros tres estrellas son Georges Blanc, o Michel Troisgros –cuyo restaurante, La Maison Troisgros, fue elegido Mejor Restaurante del Mundo por la guía americana Zagat Survey. Todos ellos, sofi sticados y tradicionales, se entroncan
con las casas de comida de siempre de Lyon, los bouchons, establecimientos populares de barrio que forman parte del patrimonio lionés donde se servía una gastronomía recia –ensaladeras de clapotons (pies de cordero), lentejas, salchichas, embutidos lioneses, vino– de los que aún quedan algunas muestras en el casco antiguo de la ciudad.
Paisajes imponentes y variados. Riquezas naturales culturales y arquitectónicas. Pueblos tradicionales, lagos alpinos. Vinos de calidad mundial. Todo esto y más lo encontrará en Ródano-Alpes.
LA DESPENSA Y LA BODEGA
Un bodegón renacentista donde se nos presenta una mesa repleta de los mejores manjares: así es la despensa de la región. Espléndidos capones, pollos y pulardas que son el orgullo de sus criadores y que participan, semanas antes de Navidad, en concurridos concursos. Quesos de fama mundial –el picodon de la Drôme, la fourme de Montbrison o el azul de Termignon–; los embutidos lioneses y los salchichones también ocupan un lugar destacado en la alimentación local y se envían a la otra punta del mundo. Los salchichones como la rosette, el jésus, el sabodet (a base de corteza de cerdo), la cervelas, con trufas y/o con pistachos, las andouillettes beaujolaises… y las castañas, las frutas, los aceites de oliva y muy especialmente las trufas. A partir del mes de diciembre se multiplican los mercados de trufas, la excusa idónea para degustarlas, bien solas, bien con un poco de sal o en tortilla, en los bistrots de los alrededores.
Tanto los mejores restaurantes urbanos y burgueses de Lyon, Grenoble y Saint-Éttiene, como los populares bouchons, garantes de la gastronomía tradicional, hacen suya la fama de sus aguas de la región: tanto las curativas –16 estaciones termales convierten a Ródano- Alpes en la primera región termal del Hexágono con los balnearios de Aix-les-Bains y las Termas Chevalley a la cabeza– como las de mesa. Hay en la región más de 30 aguas minerales, entre ellas algunas de las más famosas del mundo como Badoit, Thonon y Evian, y es tal la pasión por el agua mineral que no es raro encontrar en los restaurantes cartas de maridaje de platos y aguas. Por ejemplo, el agua de Aix les Bains marida con el aperitif, ya que es la más “aromatizada”; la César, del manantial de Saint Alban les Eaux, en Loire, combina de maravilla con una ensalada por su punto de madera verde y almendra, y el agua de Evian es la compañera perfecta de los platos de salsas y quesos de la región. Y cuando de vinos se trata, Ródano-Alpes tiene mucho que decir. Con 36 denominaciones de origen, entre las que destacan las legendarias Beaujolais, Beaucastel, Côtes-du- Rhône o Savole. La prestigiosa Guía Parker, la biblia de los enólogos, considera a los vinos Côtes du Rhône septentrionales y meridionales entre los mejores del mundo. El talento llega también a la cerveza: la región vive una auténtica eclosión de marcas de cervezas artesanales que son pequeños caprichos artísticos.
FIESTA DE LAS LUCES
De tamaño patrimonio no debemos perdernos el Aquarium y en los espectáculos de la Ópera, el teatro de Célestins, el Teatro de Lyon o el teatro del Guiñol, los anfi teatros romanos, la Basílica de Fourvière... Y, sobre todo, el espectáculo nocturno de un Lyon iluminado en todos sus monumentos: una belleza que alcanza su máximo esplendor en un acontecimiento anual que atrae a la ciudad a millones de visitantes, la Fiesta de las Luces. Cuatro días de eventos –que transcurren alrededor del 8 de diciembre– en una exaltación de la luz y de la ciudad que existe desde hace 150 años. La otra gran ciudad de la región es Grenoble, a la sombra de los Alpes. La cuna de Stendhal es conocida por su imponente Bastilla y el museo de Grenoble, uno de los más prestigiosos de Europa gracias a sus amplias colecciones, que comprenden obras que abarcan desde la antigüedad hasta el arte contemporáneo. En Saint-Etienne, ciudad de carácter minero situada privilegiadamente entre las Gargantas del Loira y el Parque Natural Regional Pilat, nos espera un atractivo de primer orden: el barrio de Firminy- Vert es el conjunto urbano más amplio diseñado por Le Corbusier en Europa. En las calles peatonales del barrio histórico de Saint-Jacques nos encontraremos con una colección de estampas típicas francesas –los bistrots, los cafés, las panaderías– que se funden a la perfección con la cara más contemporánea de la ciudad volcada al diseño: la Cité du Design, la Bienal de Diseño y su designación por parte de la Unesco como Ciudad del Diseño así lo atestiguan. Los valles de Saboya son, en cambio, territorio para
el barroco: hay más de ochenta edifi cios de los siglos XVII y XVIII abiertos al público. Entre ellos, destacan maravillosos ejemplos: el de Nuestra Señora de la Asunción, en Valloire, que alberga en su interior un magnífico decorado de escayolas y nada menos que siete retablos; el santuario de Nuestra Señora de Vida; la Iglesia de San Juan Bautista de Arêches... Y en Chambéry, hay que dedicar un tiempo a perderse por la Maison des Charmettes, en la que residió Jean Jacques Rousseau. Hay también decenas de pueblos con encanto en el resto de la región: la fortifi cada Pérouges, antigua ciudad de tejedores que nos ofrece espectaculares vistas sobre el Ródano y que está clasifi cada como uno de los pueblos más bonitos de Francia gracias a sus estrechas callejuelas adoquinadas, su antiguo pozo, la iglesia-fortaleza, las casas pintorescas, las tiendas de escaparates e insignias evocadoras, su taller de tejedores, sus tiendas de encuadernación antigua… En el suroeste de la región, los pintorescos pueblos de Balazuc y Voguë se cuelgan de las gargantas del Ardèche, unos parajes escarpados repletos de castaños y grutas entre las que destaca la Grotte Chauvet, la cueva con las pinturas prehistóricas más antiguas del mundo. Y, en el Drôme Provenzal, encontraremos la esencia de lo que, apenas unos kilómetros al sur, nos aguarda en la Provenza: sol, joie de vivre, colinas con campos de lavanda y olivares, pobladas de pueblos y granjas en los que uno se quedaría por siempre.
TEATRO DE NIEVES
Cumbres alpinas, glaciares, lagos espejeados... Todos los tópicos alpinos caben en esta región donde Europa no llega más alto de como lo hace en su techo, el Mont Blanc. La cumbre, compartida entre Francia e Italia, es la referencia más evidente del rasgo que mejor defi ne a la región: los Alpes. Aquí nos encontramos con el mayor dominio esquiable del mundo gracias a sus 160 estaciones de esquí de fama mundial (Alpe d’Huez, Val d’Isère, Megeve, Courchevel...) que atraen cada año a millones de apasionados por los deportes de nieve. En verano, las estaciones se convierten en escenario para los deportes de aventura como el alpinismo, la escalada, excursionismo en glaciares o el parapente.
Chamonix es el lugar idóneo desde el que explorar la zona: trenes y teleféricos son el mejor modo de asombrarse ante la rotundidad de los gigantes de granito que rinden pleitesía al Mont Blanc. Un centenar de lagos –repartidos sobre todo por los departamentos de Ain, Dauphiné, Saboya y Alta Saboya– tachonan nuestro viaje por la región. Conducir en primavera y verano dejándolos a un lado de la carretera es algo que, realmente, detiene el tiempo: hay que comprobarlo en primera persona a lo largo de los 50 kilómetros de orilla francesa de ese mar en miniatura que es el glamouroso lago Lemán, que se conoce como La Pequeña Riviera, y baña las recoletas poblaciones de Thonon, Divonne y Evian. El lago invita a la navegación: más de veinte mil embarcaciones surcan sus aguas, sobre todo con la barca tradicional de Saboya. Alrededor del lago de Annecy, a unos 50 kilómetros del de Lemán, uno de los más puros del mundo, se suman los tesoros patrimoniales desde Veyrier hasta Tailloires, en la orilla sur. De Angon a Doussard, la naturaleza recupera sus derechos y su suavidad. Para poder disfrutarlo en profundidad, nada mejor que circundarlo en bicicleta, a pie o en patines. El lago de Bourget (el mayor lago natural de Francia y también el más profundo), o los lagos de montaña de Roselend en Beaufortain, de Goléon o el lago Blanc, son también lugares destacables.
"EL PATRIMONIO CULTURAL Y ARTÍSTICO DE RÓDANO-ALPES ES EXTENSO: TEATROS, IGLESIAS, CASTILLOS"
Teatros, acueductos romanos, iglesias, castillos, pueblos fortifi cados, museos… El patrimonio cultural y artístico de Ródano-Alpes es extenso y riquísimo. Por doquier se percibe la huella del pasado y la región es famosa por tener un legado excepcional, del que cabe destacar una perla: el centro histórico de la ciudad de Lyon. En la confl uencia de los ríos Ródano y Saona, Lyon, fundada hace más de dos mil años, es la segunda concentración urbana de Francia tras París, un polo económico muy importante que, sin embargo, incluso en nuestros días reconocerían como propia la familia que le dio la riqueza arquitectónica con la que nos seduce hoy: los Médici. El viejo Lyon, distinguido por la Unesco como Lugar Patrimonio de la Humanidad, repleto de monumentos y sus típicos pequeños pasadizos –conocidos como traboules–, alberga el mayor conjunto arquitectónico renacentista que podemos encontrar en Europa.
RÓDANO-ALPES
Si hay un viaje en el que la gastronomía esté presente, ese es cualquiera que nos lleve a Francia. Y, como en todo el país, la gastronomía en la región de Ródano-Alpes tiene el merecidamente ganado califi cativo de arte. Y si, además, las porosas fronteras –aún Alpes mediante– con Italia y Suiza enriquecen los recetarios, los paladares y las percepciones, la enhorabuena es mayor aún. Viajar por Ródano-Alpes es hacerlo por una tierra orgullosa de la calidad de su gastronomía y de la amplitud de su despensa: normal, entonces, que sea patria chica de los mejores chefs del país y la segunda región francesa donde más estrellas Michelin distinguen a sus restaurantes. Cultura, belleza natural y algunos de los mejores caldos franceses adornan un mapa en el que despuntan los Alpes, la herencia renacentista de Lyon y la Pequeña Riviera del lago Lemán.
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