En Francia, las regiones vinícolas son de gran importancia, suponiendo un gran valor cultural, económico y turístico para el país. Aunque no se puede especificar un origen exacto ni una única fecha de nacimiento del vino, sí podemos afirmar que Francia es la cuna de la cultura del vino tal y como la conocemos hoy. Conoce sus regiones vinícolas más renombradas y degusta alguno de sus vinos.
Si te gusta el vino, no puedes dejar de probar algunas de las etiquetas de nuestros vecinos galos. Sin duda, Francia es el país más admirado del mundo en cuestión vinícola. Productores y enólogos se miran en él, las personas vinculadas al mundo del vino, de una u otra forma, aprenden de los franceses, y los aficionados a esta bebida milenaria jamás desprecian un vino francés.
Francia es el primer productor de vino del mundo (España se sitúa en tercer lugar) con 14 regiones vinícolas que elaboran los mejores vinos franceses y que se dividen en subregiones y denominaciones concretas que suponen una complicada clasificación. En cualquier caso, hay algunas principales que, como introducción, vale la pena conocer.
A modo de introducción, Francia, que es una autoridad en cuanto a vinos, tiene seis grandes regiones que llevan mucho tiempo expresándose a través de sus botellas: Alsacia, Borgoña, Burdeos, Champagne, Provenza y Valle del Loira.
En la región de Alsacia, situada al nordeste del país y lindando con Alemania, se producen, sobre todo, vinos blancos de dos variedades de uva principales: riesling y gewurztraminer. Tanto con una uva como con la otra, se elaboran vinos secos que, en nariz, se muestran muy aromáticos.
Vino provenzal The Whispering Angel
Sobre Champagne, hay mucho que decir aunque, seguro que sabes que de ahí proceden los espumosos más famosos del mundo. El suelo calcáreo de la zona tiene mucho que ver con el resultado de los vinos: el champagne tiene gran prestigio debido a su terruño y al método de producción.
Conocido como el Jardín de Francia, el Valle del Loira es cuna de vinos blancos, rosados y tintos. Quizás, los más conocidos son los blancos elaborados a partir de uva sauvignon blanc. La zona es espectacular: además de ser el origen del idioma francés, hay vestigios de tiempos pasados a través de sus impresionantes castillos en las orillas del Loira.
Por último, Provenza debe su prestigio a la producción de vinos rosados para los que se emplean distintas uvas que nacen bajo el sol y corrientes del Mediterráneo. De ahí salió la moda de los rosados muy pálidos, que entran por los ojos y que, en verano, son tan apetecibles.
Borgoña es tierra de grandes vinos tintos y blancos. La uva principal con la que se elaboran vinos tintos es la pinot noir y, en blancos, es la famosísima chardonnay. Los viñedos de la zona se hallan en valles y colinas mostrando una bella estampa vinícola. Los vinos tintos se caracterizan, grosso modo, por su poca producción y sus exclusivos precios. En cuanto a los blancos, además de su acidez, su cualidad más notoria es la capacidad de guarda.
Si nos vamos a Burdeos, zona situada en el suroeste de Francia, las variedades de uva principales son merlot, cabernet sauvignon y cabernet franc. Los vinos de Burdeos siempre se han caracterizado por su estructura y por su potencial de envejecimiento, aunque, hoy en día, la tendencia es elaborarlos más ligeros para poder consumirse antes.
Viñedos en Château de Carles en St. Emilion - Bordeaux
No están todos los que son (sería imposible bebértelos todos) pero, sí son todos los que están. Con esta sucinta lista de vinos (vino blanco, vino tinto, vino rosado y champán), te aseguramos que vas a enamorarte de los vinos franceses. Entre ellos, hay para todos los gustos.
¿Te preocupa el precio? Al igual que ocurre con los vinos españoles, entre los vinos de Francia hay para una gran variedad de bolsillos.
Verás que en cada vino te sugerimos el maridaje idóneo: en todo caso, en la lista encontrarás los mejores vinos franceses para maridar o disfrutar solos. ¡Chin, chin!
Es un vino de elegantes aromas: desprende matices cítricos y a flores blancas. Muestra en boca una refrescante acidez gracias a un logrado equilibrio. Su sabor recuerda a algún cítrico y a manzana verde. Es un riesling que acompaña muy bien a platos asiáticos con toques picantes.
Un gewurztraminer siempre resulta exótico y este no lo es menos. En sus notas aromáticas desprende recuerdos a frutas tropicales y flores como la rosa. En boca es envolvente, y conquista por su perfecto equilibrio entre acidez, persistencia y tintes frutales, sobre todo, a lichis.
Va muy bien con quesos azules y con postres marcadamente dulces.
Los vinos blancos más conocidos y admirados de Borgoña son los Chablis, y esta es una muy buena etiqueta para introducirse en su fascinante mundo.
De notas florales en nariz, este vino expresa en boca toques frutales, sobre todo a cítricos, y a flores blancas, además de mostrar una notable intensidad mineral.
Es fresco y persistente: combina muy bien con todo tipo de frutos de mar, así como con carnes blancas. Un queso curado también alcanza su máxima expresión acompañado de este Chablis.
Estamos ante un gran vino con una paleta aromática muy equilibrada y que prima la elegancia por encima de la potencia. No erramos al decir que es un Borgoña clásico, elaborado de la forma más natural posible. Tomado joven, es un excelente vino. Dejándolo envejecer, cambiará su características, no así su calidad excelsa.
Tómalo con todo tipo de carnes: la experiencia valdrá la pena.
Muestra la legendaria elegancia de los grandes Burdeos, denotando un gran contenido frutal que hilvana bien con una delicada madera, y una boca muy sedosa. Tomado joven resulta excelente. Con el tiempo, consigue un conjunto aún más armonioso. ¿Con qué tomarlo? Sin duda, con guisos cárnicos y asados.
Es un brut nature de gran pureza y con sugerentes notas cítricas. No tiene azúcar añadido, y ofrece en nariz los aromas más puros de la chardonnay. Pasa por un mínimo de ocho años de envejecimiento lo que permite que muestre en boca una admirable longevidad.
Lo ideal es tomarlo con mariscos y pescados: el maridaje con frutos del mar es perfecto.
En su entrada, es muy fresco: deja una agradable sensación afrutada en el paladar. Es un champagne rosado con mucho cuerpo, con sabores que recuerdan a fresas y cerezas maduras, y aromas a bollería y frutos rojos.
Combinado con atún rojo, carpaccio de vaca o buey o con pato, te hará disfrutar de una comida redonda. Si apuestas por los quesos blancos a la hora del postre, continúa con sorbos de este champagne. ¡No te arrepentirás!
Es un vino rosado seco con una nariz que combina fruta roja con notas florales. Además, es redondo y muy fácil de beber, resultando muy refrescante en las veladas veraniegas: es uno de los rosados favoritos de famosos internacionales.
El maridaje perfecto lo encontramos con la cocina mediterránea, tanto la occidental como la de Oriente Medio. También casa adecuadamente con la cocina asiática, incluso con la que es picante.
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