Foto: @_marinapalacios
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Nadie puede negar que el verano tiene un encanto especial. Días más largos, una climatología amable, noches suaves… Y, en general, cierto ritmo slow nos invade durante los meses estivales. Tanto es así que la idea de celebrar una boda en verano resulta de lo más seductora, debido a los numerosos atractivos de esta estación. Sin embargo, precisamente porque es tan popular, es crucial prestar atención a ciertos detalles para asegurar que la organización sea perfecta.
El verano sigue siendo la época preferida por la mayoría de las parejas para celebrar su boda. Al ser la temporada alta, los lugares de celebración y los proveedores suelen estar muy solicitados. Para aseguraros ese espacio que os ha enamorado de verdad es esencial reservar con antelación. Además, es importante que tengáis en cuenta las temperaturas extremas y las posibles olas de calor y si es posible, elegir una fecha que no coincida con los días más calurosos del verano para la comodidad de vuestros invitados.
El lugar de la boda es crucial y debe elegirse teniendo en cuenta el clima veraniego. Los espacios y fincas al aire libre con jardines y zonas verdes son las opciones preferidas. Si la boda es de mañana, y el banquete al aire libre, aseguraos de que el lugar tenga sombra suficiente, ya sea natural o con carpas y toldos. También es importante tener siempre preparado un plan ‘B’ en caso de mal tiempo.
Envíar las invitaciones con suficiente antelación, al menos seis meses antes de la boda, para que vuestros invitados puedan planificar sus vacaciones y viajes. Si podéis, programar la boda para la tarde, cuando las temperaturas comienzan a bajar.
Dada la climatología, la comodidad de vuestros invitados es primordial, así que proporcionar protección contra el sol y el calor. Ofrecer protector solar, gafas de sol, pais pais, sombreros y abanicos. Colocar estaciones de agua y bebidas refrescantes en varios puntos del lugar para que todos se mantengan hidratados.
Si la boda se lleva a cabo durante el día, considera alquilar ventiladores portátiles o nebulizadores para refrescar el ambiente.
En verano el outfit nupcial se aligera y reinventa de mil maneras sin necesidad de recurrir a complementos extra, más allá de la posibilidad de incluir un abanico. Decantaros por tejidos ligeros, transpirables y naturales como la seda, el tul, la gasa o el lino. Los vestidos de novia sin mangas, de corte suelto y con detalles de encaje son ideales para lucir elegante sin pasar calor.
Añadir toques personales que hagan que vuestra boda sea única, desde recuerdos personalizados hasta una decoración que refleje vuestra historia de amor. Podéis buscar inspiración en el mar, los viajes o la naturaleza. Y cuando caiga la noche…, ¡guirnaldas, luces de verbena y velas!
Las plantas y flores serán vuestras grandes aliadas. Aprovechar la estación para incorporar flores de temporada como las peonías, las rosas, las hortensias y los girasoles. Aseguraos que sean resistentes al calor y no se marchiten rápidamente.
El menú de una boda de verano incluye platos frescos y de temporada, como ensaladas, mariscos, frutas y verduras frescas. Los cócteles fríos, las bebidas heladas y las estaciones de agua con infusiones de frutas son excelentes opciones para mantener a los invitados hidratados.
No olvidéis ofrecer opciones sin alcohol para los niños y los invitados que prefieran no beber.
Como veis, la idea de celebrar una boda en verano resulta de lo más tentador. Un escenario de cuento, una decoración llena de inspiración, un 'outfit nupcial' lleno de encanto, luces para brillar… ¡Rendiros al encanto de las bodas en verano!
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