Aquí sí hay tomate
Cuando un ingeniero tiene inquietudes culinarias desde la infancia, es cuestión de tiempo que dé salida a toda esa creatividad contenida y acabe uniendo su pasión por la gastronomía con sus conocimientos agrícolas para elaborar un producto gourmet con impronta nacional. Así es como nace, en Los Palacios y Villafranca, Tierra Palaciega, una marca sevillana de tomate frito y mermelada de tomate cuyo principal objetivo es ofrecer al cliente un producto único, natural y artesanal, elaborado con la mejor materia prima de la comarca.
Tierra Palaciega es sinónimo de calidad y pasión, de tradición y también de innovación. En las recetas de su tomate frito y de sus mermeladas de tomate rojo y verde prevalece un método de elaboración artesano, a partir de una materia prima de cosecha propia seleccionada de forma natural en la finca familiar. “Cosechamos los tomates en su punto óptimo de maduración y empleamos variedades que anteponen el sabor a la producción masiva”, señala José Manuel Pérez Plata, aquel ingeniero que hoy responde como gerente de la marca. “Nuestros tomates son del tipo redondo liso, no industriales”. Y sus verduras, siempre frescas, proceden de las fincas cercanas.
Pero si en algo se diferencia Tierra Palaciega de otras compañías es en la elaboración de sus productos. Cada uno de ellos sigue de forma estricta la receta tradicional de la abuela del fundador de la empresa. Una verdadera singularidad que garantiza la obtención de un tomate frito casero y una mermelada única y de máxima calidad. “Queremos apostar por la unión de tradición y vanguardia elaborando mermeladas de tomate rojo y verde mediante un proceso completamente artesanal y a la vez innovador, que respeta los tiempos de cocción y no necesita el aporte de ningún tipo de espesantes ni conservantes”, explica Pérez Plata.
Por cada kilo y 350 gramos de tomate natural se obtiene solo un tarro de 365 gramos de tomate frito. Los ingredientes no pueden ser más sencillos: tomates de Los Palacios, aceite de oliva virgen extra, cebolla, pimiento, azúcar y sal. Cero conservantes, cero colorantes. La preparación, a fuego lento, emplea un tiempo de cocinado que puede llegar a las tres horas y media. Solo así se consigue una reducción lenta y adecuada de la materia prima, clave en la elaboración.
El medio ambiente es otra de las preocupaciones de esta casa sevillana. Para certificar sus buenas prácticas agrícolas y garantizar el bienestar del consumidor, cuentan con la Marca Colectiva de Tomate de Los Palacios y el certificado Global Gap, lo que aporta un distintivo de calidad extra a sus productos.
Un tarro de Tierra Palaciega es, en el fondo, un tarro de nostalgia. Cada frasco contiene el sabor de toda la vida y la exclusividad de un producto cien por cien natural y de producción muy limitada.