Brumas `hair mist´, el gesto de perfumarse el pelo (y mucho más)

Perfumarse es un arte. La regla número uno, por todos conocida, es aplicar la fragancia en los puntos de pulso –nuca, lóbulos, muñecas– para que el propio calor corporal amplifique los aromas y haga que el perfume se expanda y exhale sus compuestos volátiles. Sin embrago, la creatividad en torno al arte de perfumarse ha dado lugar a lo largo de la historia a diferentes fórmulas y texturas que multiplican las posibilidades de ese sensual ritual de aplicarse un perfume. Desde los perfumes sólidos o en bálsamo que se aplican con los dedos, hasta los abanicos perfumados que destilan ráfagas de aroma con cada aleteo o las cremas corporales fragantes que permiten jugar al mix & match superponiendo y customizando aromas, las posibilidades son infinitas.
Beneficios de la bruma capilar o ‘hair mist’
Las brumas para el cabello o hair mist aportan nuevas sensaciones al gesto perfumarse. Volátiles y etéreas, se pulverizan sobre el cabello rociándolas a un palmo de distancia para que el producto se deposite y nos envuelva en su aroma, que se va difundiendo durante horas. Pero no solo. La aplicación en el cabello da pie a incluir en las fórmulas ingredientes y activos de tratamiento que, además de perfumar, proporcionan suavidad y brillo, suavizan la fibra, controlan el encrespamiento, revitalizan y fortalecen la melena y ayudan a desenredar la fibra: aceites de argán y jojoba, provitamina B, antioxidantes, aloe vera e incluso polímeros de laboratorio que crean una película alrededor del pelo que porta volumen y densidad.
En cuanto a los ingredientes desaconsejados, a la hora de elegir una bruma para el pelo es importante fijarnos en que no contenga alcohol, pues el uso continuado de un producto capilar con alcohol puede resecar el pelo y hacer que se vuelva frágil y quebradizo.
Maneras de aplicarse una bruma para el cabello o ‘hair mist’
Hay diferentes pautas y recomendaciones de uso que adaptan el gesto de aplicarse una bruma capilar a todas las necesidades. Así, en Jo Malone aconsejan aplicarse la bruma en las puntas, que suele ser la parte más deteriorada y seca de la melena. Activos como el aceite de argán y la provitamina B aportan nutrición, suavizan y acondicionan las puntas con un delicado aroma.
En Chanel proponen vaporizar una nube sobre la melena, o bien en el aire y atravesarla, dejando que el pelo se impregne de las pequeñas partículas de producto y quede envuelto por su aroma delicadamente.
El consejo en Francis Kurkdjian es rociar el cepillo con un par de pulsaciones de bruma antes de cepillarse el pelo. “Este gesto perfuma delicadamente el cabello y lo deja suave. Una experiencia olfativa de bienestar excepcional que prolonga la estela de tu fragancia en cualquier momento del día”.
Algunas fórmulas, como la de Modesta Cassinello, pueden aplicarse tanto sobre el cabello húmedo como seco. En mojado, la bruma cumple la función de un acondicionador sin aclarado: ayuda a desenredar y equilibra el pH del cabello alterado por aguas duras, los procedimientos químicos (tintes, permanentes…) y los tratamientos cosméticos. En seco, incrementa la suavidad y la elasticidad del cabello, evita que se rompa, lo deja manejable y sin frizz e incluso actúa como protector térmico, blindando el pelo del daño de planchas, secadores y de la radiación UV del sol.
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