El bebé prematuro: cómo es y cómo garantizar su supervivencia

El bebé prematuro: necesidades durante sus primeros días de vida
Durante todo el proceso del embarazo, el desarrollo del feto dentro del útero materno se va completando de forma gradual hasta que el bebé adquiere autonomía para sobrevivir por sí mismo, una vez nace. Cuanto menos tiempo haya estado el feto dentro del útero de su madre, menos completo será su desarrollo y más inmaduros serán sus órganos. Por esto es frecuente que los bebés prematuros –los nacidos antes de la semana 36 de gestación– tengan una salud más delicada.
Tener un hijo prematuro puede suponer un gran impacto en la familia. Por eso es importante saber que el entorno familiar puede influir en el desarrollo del bebé. Durante sus primeros días de vida, en el hospital –probablemente el bebé esté en la incubadora–, los padres aprenderán los cuidados específicos que requiere su bebé hasta que su organismo haya madurado como en un bebé nacido a término. Una vez en casa, gestos como alimentarle, dormirle o calmarle requerirán de un tiempo pausado y de mucha sensibilidad y paciencia, algo que puede ser complicado si el bebé prematuro tiene hermanos que también demandan atención.
Aspecto y características del bebé prematuro
En cuanto al aspecto y las características del bebé prematuro, lo primero que llama la atención es que la relación cabeza-cuerpo suele estar descompensada. Los bebés prematuros suelen presentar una cabeza algo más grande y desproporcionada con respecto a sus extremidades. El bebé prematuro, además, tiene una piel muy fina, brillante y arrugada. A través de ella se transparentan las venas y las arterias superficiales.
La masa muscular de los bebés nacidos de forma prematura es pobre y tiene poca grasa. Asimismo, estos bebés suelen tener las palmas de las manos y las plantas de los pies algo enrojecidas y con pocos surcos. Los genitales suelen estar poco desarrollados. También suelen presentar una capa de vello fino y suave por todo el cuerpo que se conoce como lanugo y que desaparecerá a medida que el bebé vaya creciendo.
Para controlar el crecimiento del bebé prematuro habrá que comparar las cifras de peso y talla con las correspondientes a los niños a su edad. Los prematuros que nacen con inmadurez en el desarrollo intestinal o pulmonar son los que más tardan en alcanzar los valores de peso y talla de los niños nacidos a término.
No obstante, las cifras y percentiles de peso y talla son orientativas y como tales hay que interpretarlas. En prematuros es más importante valorar la velocidad o el ritmo de crecimiento que las cifras absolutas. Lo esencial es que el bebé se muestre saludable y con vitalidad. Por norma general, una vez su crecimiento vaya completándose el bebé se pondrá al día en talla y, un poco más lentamente, también en peso. La desproporción cabeza-cuerpo se corrige y no suele ocasionar más complicaciones.
El desarrollo psicomotor de un bebé nacido de forma prematura se va a valorar también de acuerdo a su edad "corregida" (la que tendría si hubiera nacido a término). En niños con alteraciones en la ecografía cerebral o con un peso o una edad gestacional demasiado bajos será mucho más complicado hacer un pronóstico del desarrollo psicomotor. Los retrasos del desarrollo, si son leves, suelen desaparecer a medida que el niño se desarrolla, aunque en ocasiones podrían quedar secuelas más o menos graves en algún área específica.
En condiciones normales, los bebés prematuros son controlados por el pediatra del centro de salud, al igual que los nacidos a término. En caso de que el bebé prematuro presente riesgos de algún tipo, el seguimiento se hará en el servicio de Neonatología del hospital por parte de un equipo de neurólogos, psicólogos y oftalmólogos, siempre de forma coordinada.
Posibles complicaciones del bebé prematuro
Los bebés prematuros y, más aún, los grandes prematuros (nacidos antes de la semana 32 de gestación) suelen presentar una serie de riesgos debido a la inmadurez de su desarrollo.
- Problemas respiratorios. Los pulmones del feto son el último órgano en desarrollarse durante el embarazo. Por eso los bebés que nacen de forma prematura tienen bastantes dificultades y problemas para respirar, que se conocen como distrés respiratorio. El síndrome de dificultad respiratoria o síndrome de distrés respiratorio es un trastorno de los recién nacidos prematuros en el que los sacos de aire o alveolos en los pulmones no están abiertos por la falta o insuficiente producción de la sustancia surfactante que los cubre.
Ante la inminencia de un parto prematuro se suele administrar a la madre una dosis de corticoides para favorecer la maduración de los pulmones del feto cuando aún está en su útero.
- Complicaciones digestivas. Es frecuente que los bebés prematuros no puedan tragar. El reflejo de succión que induce a tragar no aparece hasta bien avanzado el embarazo, por lo que si el nacimiento es muy prematuro podrían no estar instalado en el feto. En tal caso habrá que alimentarlo por sonda. Es posible también que el estómago del recién nacido prematuro no esté preparado para los alimentos y necesite recibirlos de forma adaptada. Cuanto más prematuro sea el bebé, más adaptación este va a necesitar. Solo en los casos más graves y extremos podría llegar a ser necesario recibir una alimentación parenteral, es decir, introduciendo los nutrientes por vena para evitar que pasen por el tubo digestivo.
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Fuente:
Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap). Cuidados del recién nacido. Mitos y errores (familiaysalud.es).

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