Guía definitiva en 8 pasos para comprar el lavavajillas que necesitas
Invertir en un nuevo lavavajillas no es una tarea fácil. Existen muchas opciones interesantes en el mercado y la elección puede resultar compleja. Por ello, hemos preparado la guía definitiva para orientarte en la compra del lavavajillas que necesitas. Nos detendremos en las características básicas, así como en su estética, eficiencia energética, gasto, ofertas y tecnologías, entre otros aspectos.
¿De qué dimensiones lo compro?
Uno de los factores que más condicionan la instalación de un nuevo lavavajillas es la huella del anterior o el espacio disponible en la cocina. Salvo excepciones muy especiales, el ancho es la variable más determinante y existen dos medidas estándar: 45 y 60 cm. La altura más común es de 85 cm, mientras la profundidad tiene un rango habitual que oscila entre los 55 y 60 cm. No obstante, si tienes un hueco muy ajustado, conviene que te cerciores bien antes de hacer la compra si no quieres que sobresalga del resto del mobiliario e incluso que no quepa en el espacio que le has destinado.
Para un único usuario, parejas o familias más pequeñas, tenemos la categoría de los lavavajillas de media carga. Los de 45 cm rondan los 7-10 servicios, esto es, permiten lavar los platos, cubiertos y vasos de entre 7 y 10 personas.
Obviamente, los modelos más anchos suelen contar con mayor capacidad de vajilla, de 11 a 15 servicios, y son recomendables para familias más numerosas. En cuanto a su instalación, estos electrodomésticos solo necesitan una entrada y salida de agua y luz; es decir, colocarlos es sencillo pero su emplazamiento se supedita a la cercanía de una toma de agua (normalmente próxima al fregadero) y de electricidad.
Un espacio modulable, un avance
Como decíamos, es posible encontrar soluciones para 6, 7, 8… hasta 15 servicios. Esto es, platos hondos, llanos, de postre, cubiertos y vasos. Este ya es un dato fundamental, pero también lo es cómo de bien aprovechado está el espacio interior. Aunque algunos modelos mantienen baldas rígidas y estáticas, por lo que su nivel de carga es siempre el mismo, la tendencia apuesta por la modularidad y versatilidad.
Por ejemplo, ya es muy habitual que los peines que sujetan a los platos en la cesta inferior puedan plegarse para dar cabida a ollas, cacerolas o sartenes. Los diseños modulares dan mucho juego. Esta posibilidad hace que el mismo electrodoméstico sirva para varios tipos de vajilla e instrumentos de cocina diferentes. También conviene observar si las cestas son regulables en altura o si existen accesorios o bandejas opcionales, como la tercera bandeja para cubiertos. Aquí algunos ejemplos con esta opción:
¿Elijo acabado en acero inoxidable o no?
Del mismo modo que cuando compramos una vajilla, en este caso, los acabados también son importantes. Lo más habitual en el producto que nos ocupa son acabados en blanco o acero inoxidable. En todo caso, también es posible encontrar los modelos encastrados que veíamos hace un momento y panelables a gusto del consumidor, aunque estos últimos han caído en desuso.
El blanco suele ser la opción más económica, pero acero inoxidable nos aportará una vida útil algo mayor en algunos componentes, como la puerta, al evitar la corrosión. Ssi bien es cierto que se trata más de un factor estético que de una opción funcional en el lavado.
Al igual que con la eficiencia energética en la que nos detendremos unas líneas más abajo, en productos con muchos años de vida por delante puede merecer la pena invertir algo más en un plus de calidad. Los lavavajillas tienen una vida útil media de entre 10 y 13 años.
Cuando el ruido te importa
Algunos electrodomésticos son particularmente ruidosos. ¿Quién no ha escuchado en alguna ocasión la lavadora del vecino? Si trabajas en casa o eres de los que ponen el lavavajillas antes de leer o echar la siesta, probablemente tendrás el ruido como cuestión prioritaria.
La mayoría de los modelos tienen emisiones cercanas a los 50 dB (A). La "A" tras los decibelios, a veces escrito como "dBA", indica una unidad de nivel sonoro medido con un filtro para adecuar el sonido a la audición humana.
Los decibelios usan una escala logarítmica, lo que significa que entre 2 y 3 dB hay el doble de potencia sonora que entre 1 y 2 dB. De ahí la importancia de invertir en un aparato que tire por lo bajo. Entre ellos, podemos destacar la propuesta de AEG FFB53900ZM con tan solo 46 dB (A) de emisión sonora.
¿Preocupado por el bolsillo y el medio ambiente?
Otro de los aspectos que han de considerar los compradores es el consumo de luz y agua. No solo afecta al bolsillo, sino también al medio ambiente. Electrodomésticos con una peor etiqueta energética implican un mayor gasto en electricidad y una factura más abultada, así como mayores emisiones de CO2.
En consecuencia, buscaremos productos de bajo impacto ambiental, para lo que debemos tener presente la etiqueta de eficiencia energética. La que está actualmente en vigor data de 2012, pero a partir del próximo 1 de marzo de 2021 se introduce oficialmente un nuevo etiquetado aprobado por la UE. A grandes rasgos, este cambiará el escalado de la clase energética, basará sus mediciones en 100 ciclos estándar de lavado anuales e incorporará un código QR para acceder a información adicional.
En la etiqueta actual, la letra indica la clase energética, siendo la D la menos eficiente y la A+++ la que se sitúa en el extremo contrario. De hecho, la clase A+++ reduce en un 30 % el consumo energético de la clase A, que baja al 21 % con la A++. También se recogen sus consumos anuales de agua (en los pictogramas, al igual que la clase energética en la función de secado) y energía, basándose en 280 ciclos estándar de lavado al año.
Clase energética |
Consumo de |
---|---|
A+++ |
271 kWh |
A++ |
305 kWh |
A+ |
344 kWh |
A |
389 kWh |
B |
438 kWh |
C |
492 kWh |
D |
541 kWh |
* Fuente: Endesa, calculado para 160 lavados al año
Aunque nos cueste visualizar conceptos como kW, kWh o kWh/año, todos entendemos que un consumo menor tiene un coste económico más bajo. Igualmente, es interesante conocer que, según el IDAE, el consumo eléctrico de un lavavajillas representa el 6,1 % del consumo total en el hogar y el 90 % se produce durante el calentamiento del agua. Asimismo, en un ciclo de lavado se consumen de media en torno a 10 litros de agua, mientras que se estima un consumo de 30 l para un lavado a mano equivalente.
La tecnología que hay detrás de un buen lavavajillas
Los electrodomésticos que vemos en los lineales de las tiendas tienen detrás una importante inversión en I+D+i que marca la diferencia entre los mejores y el resto. Cada firma de prestigio cuenta con sus propias patentes y nombres comerciales.
A grandes rasgos, las tecnologías que se están desarrollando inciden en sostenibilidad, eliminación de olores, comienzo en diferido, programas cortos, resultados más precisos, conectividad… Para ello, se investiga en inyectores (disposición, número de boquillas, diámetro, potencia), temperatura del agua y sensores, entre otras prestaciones.
Para concretar un poco, tomaremos como referencia tecnologías como PowerClean de Whirlpool, un sistema diseñado para eliminar las manchas más difíciles. Todos conocemos esas manchas de tomate que quedan incrustadas en el fondo de las cacerolas y que a menudo nos obligan a fregar a mano antes o después del lavavajillas.
Con esta tecnología ya no será necesario. Sartenes, cacerolas y ollas son "elementos conflictivos" a los que los chorros tratan en todos sus recovecos y restos adheridos gracias a la alta presión. Otras marcas tienen tecnologías similares bajo sus propios nombres.
Por su parte, 6th Sense es una tecnología orientada a ahorrar con cada ciclo de lavado. Cada 90 segundos, un doble sensor mide el grado de suciedad del agua (el nivel de partículas) y ajusta el grado de turbidez para optimizar el lavado.
Otra tecnología a tener en cuenta es la eliminación del vapor residual al final del ciclo de lavado. Conocida por nombres como PowerDry o AirDry, entre otros, evita que al abrir la puerta del lavavajillas nos sorprenda una cortina de aire caliente y húmedo, pero también que la vajilla esté mojada cuando debería encontrarse seca.
Gracias a esta tecnología, los cacharros se secan totalmente al final del ciclo, evitando manchas y chorretones. La evacuación del vapor se puede realizar de varias formas, pero un método concreto es el uso de una cortina de aire frío que condensa el agua antes de que abramos la puerta.
¿Cómo de importantes son los inyectores del lavavajillas?
Del número de inyectores y su ubicación depende en buena medida la limpieza de los cacharros. Es por eso que la mayoría de las marcas de lavavajillas disponen de varios puntos de salida colocados con gran precisión.
La mayor parte de los modelos cuenta con dos emisores verticales situados a modo de aspas bajo la bandeja inferior y sobre la superior. Eso sí, para un lavado realmente óptimo es recomendable disponer de inyectores añadidos en las paredes del electrodoméstico.
¿Buscas un tipo de programa específico?
El número de programas disponibles en el producto que nos ocupa habla sobre su versatilidad. En líneas generales, cada programa calienta el agua a una temperatura determinada y dura más o menos tiempo.
Podríamos decir que la horquilla de temperaturas oscila entre 45 ºC y 75 ºC, a menos grados, menos se resiente la vajilla y más se ahorra en electricidad, aunque el lavado también es menos potente. Cuantas más opciones tengamos, más ajustaremos el lavado a nuestras necesidades. Porque no todos los días hay que lavar copas de cristal o cacerolas; pero, cuando hay que hacerlo, buscamos que nuestro electrodoméstico tenga la capacidad de dejarlas limpias.
Eco 50 ºC, prelavado, desinfección o media carga multizona son algunos de los programas específicos de algunos de los lavavajillas que venimos mencionando. Y es que la sofisticación también ha llegado a este apartado. Varias marcas exhiben ya propuestas como el programa antibacterias, perfecto para desinfectar a elevadas temperaturas y recomendable para vajilla con mucho uso que haya quedado amarillenta. En definitiva, detalles diseñados para los usuarios más exigentes.