
Un trayecto introspectivo hacia las profundidades de los sentimientos
humanos, en formato de versos desnudos, sin concesiones
a la estética de la palabra. Se invierten las pausas.
Las estaciones breves se tornan inmensidades y los signos ortográficos
estallidos de continuidad.
Estructurado como un Decreto-ley regulador de los conflictos
existenciales, en la Exposición de motivos se sumerge en las relaciones
entre el ser y un entorno cada vez más hostil, para
quienes transitan por el tiempo alejados del reino de los comerciantes.
Dividido en tres abismos, el Yo, el Tú y el Nosotr
os, se completa con otras tantas disposiciones adicionales y
una final derogatoria que, a modo de bálsamo sanador de heridas,
permiten seguir viaje. Desde el rincón oscuro de los diablos
personales, surge el ansia de existir como principio
impulsor de esa ruta hacia la nada que a veces, sin causa que
lo justifique, convenimos en denominar vida.