¿Cómo puedo conservar y almacenar la leche materna extraída?

La leche materna constituye el mejor alimento para los bebés al menos durante sus seis primeros meses de vida, aunque la OMS considera necesario extenderlo como mínimo hasta los dos años. Pero ¿qué pasa cuando no podemos atender a la demanda del bebé las 24 horas del día? ¿Podemos almacenar nuestra propia leche?

Lactancia materna: horarios y duración

¿Por qué es tan importante la leche materna? Los beneficios de la lactancia materna son muchos. La leche materna contiene todo lo que el niño necesita durante los primeros meses de la vida protegiéndole frente a enfermedades comunes o enfermedades a futuro, y porque tiene una completa y reconocida importancia en muchos aspectos: nutricionales, psicológicos, inmunológicos, ecológicos e incluso económicos.

Por otro lado, y en cuanto a cómo amamantar al bebé, lo primero que se ha de tener en cuenta son las demandas de este, tanto de día como de noche, y no tener horarios demasiado rígidos.

Hay que asegurarse también de que al menos durante las primeras semanas se cuente que como mínimo daremos ocho o doce tomas al día (Esto garantiza una adecuada producción de leche). Asimismo, habrá que poner al bebé al pecho si está despierto buscando y no esperar a que llore pues esto indica hambre (tardía) y que, además, si el niño ya está irritado tenga mayores dificultades para agarrarse bien al pecho de su madre.

¿Y qué hay de la duración de las tomas? Estas las determina el propio bebé y como mínimo, claro, en esos primeros seis meses de vida. Sin embargo, si la madre se ha de incorporar al trabajo y ello le impide dar el pecho a su bebé a demanda entonces habrá que optar por extraer la leche con un sacaleches y almacenarla, bien congelada o refrigerada, para que así la persona encargada del cuidado del bebé pueda dársela en dichos periodos de ausencia.

¿Cómo conservar la leche materna? ¿A qué temperatura hacerlo?

La leche extraída puede ser almacenada a temperatura ambiente unas horas, refrigerada unos días y congelada varios meses:

Calostro

A temperatura ambiente 27-32 grados, de 12 a 24 horas.

Y si es leche madura:

15 grados, 24 horas.
19-22 grados, 10 horas.
25 grados, 4 a 8 horas.
Y refrigerada entre 0 y 4 grados, 5-8 días.

Congelador

Dentro de la misma nevera: dos semanas.
En un congelador que es parte de la nevera, pero con puerta separada: tres o cuatro meses.
En un congelador separado, tipo comercial con temperatura constante de -19 grados: seis meses o más.

Recomendaciones sobre descongelación

Siempre que sea posible habrá que calentar la leche directamente tras sacarla del congelador, y, en caso contrario, mantener la cadena de frío hasta poder calentarla. No obstante, hay que tener en cuenta que en el proceso de descongelación hay cosas que sí pueden hacerse y otras cosas que no.

Lo que sí se puede hacer

Calentar agua en un cazo y ya fuera del fuego introducir dentro el envase de leche extraída hasta que este alcance la temperatura deseada, y calentar al microondas y después remover bien la leche para que su temperatura sea uniforme.

Lo que no se puede hacer

Calentar al baño maría; calentar la leche directamente en el fuego; y descongelar la leche al microondas.

¿En qué tipo de envase debe almacenarse la leche materna?

Los mejores envases para congelación son los de cristal que por ser menos porosos ofrecen la mejor protección, aunque como segunda opción tenemos los envases de plástico duro transparente, pero siempre que sean de uso alimenticio. Existen muchos tipos de accesorios de lactancia.

Otra opción, por ejemplo, podrían ser perfectamente las bolsas de plástico comercializadas para almacenar la leche. Lo ideal es no utilizar otro tipo de bolsas de plástico más finas porque estas podrían romperse o contaminarse más fácilmente.

En el caso de que la leche se congele lo más recomendable será llenar cada recipiente con 60 o 120 cc de leche materna, siempre dejando un espacio para que el líquido se expanda.

Utilizar la leche almacenada: algunos aspectos a tener en cuenta

Existen algunos aspectos y recomendaciones en relación con la leche almacenada que mamás y papás han de tener en cuenta:

Si la leche está congelada mejor utilizar en las 24 horas siguientes a su descongelación poniéndola bajo un chorro de agua caliente del grifo o colocando el recipiente de leche dentro de un cazo con agua caliente sin necesidad de poner el cazo al fuego.
No es necesario calentar la leche materna (bastará con dejarla tibia).
La leche no se debe hervir ni poner en el horno microondas.
Cuando la leche se descongele agitar bien el biberón y de manera suave para mezclar la leche.

Asimismo, es posible que notéis que la leche que se ha descongelado tiene un olor como rancio, pero tranquilos, esto se debe simplemente al proceso natural de descongelación de la grasa de la leche, pero no hay ninguna evidencia en absoluto de que esta, al tener ese sabor, sea perjudicial para el bebé.

Recomendaciones generales sobre la leche materna, la conservación de esta y su extracción

Lavarse las manos antes de extraer y manipular la leche.
Utilizar un extractor de leche adaptable.
Utilizar recipientes bien lavados con agua caliente y jabón, y que estos estén bien aclarados para almacenar la leche o lavarlos en el lavaplatos.
Utilizar leche fresca (no congelada) cuando se pueda.
Congelar lo antes posible la leche que sepamos que no vamos a utilizar seguro antes de tres días.
Guardarla lo antes posible en la nevera si no interesa congelarla inmediatamente tras extraerla hasta volver a utilizarla.
Guardar la leche materna en pequeñas cantidades para poder descongelar solo la que el niño vaya a tomar de manera inmediata.
Etiquetar los recipientes de leche congelada con la fecha.
Descongelar siempre la leche más antigua.
Y, finalmente, una vez ya descongelada removerla bien.

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_{Los accesorios para sillas de coche que necesitarás en esta nueva etapa}

Cuando llegue el bebé te darás cuenta de que hay muchos pequeños detalles que pueden hacer tus viajes muchísimo más cómodos. Los tuyos y, lo que es más importante, los viajes de tu bebé. De todos los accesorios para sillitas, los más habituales son las fundas para sillas de coche que, por un lado protegen a tu bebé del posible exceso de sudoración evitando así la aparición de pequeñas rozaduras y eccemas y, por otro, evitan que la silla se manche con posibles contratiempos fruto de cólicos o mareos. Son, en definitiva, uno de los accesorios básicos para viajes. Pero existen otros complementos para los trayectos en vehículo que también debes tener en cuenta y que te resolverán más de un quebradero de cabeza. Estos son, por ejemplo, los adaptadores para sillas de coche, que acoplan la sillita al asiento de tu vehículo con un solo clic, fijándola de forma segura para que tú solo tengas que preocuparte de conducir. También te serán muy útiles los reductores para sillas de coche durante los primeros meses de vida de tu bebé. Especialmente durante los primeros días, tu pequeña o pequeño debe ir lo más firmemente sujeto al asiento, evitando que su cabecita se mueva. Los cojines reductores cumplen la función de sujeción a la perfección, garantizando la absoluta seguridad de tu bebé.

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