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Cuatro consejos de iluminación para convertir tu salón en un auténtico home cinema
No siempre es cuestión de tener una pantalla grande. La inmersión también depende del entorno, así que vamos a repasar las pautas que debes seguir para disfrutar de tus películas como en el cine.
La magia del cine nos sumerge en historias increíbles, convirtiéndonos en protagonistas invitados en toda clase de peripecias y situaciones a través de las cuales nos abstraemos del mundo real. No importa si somos aficionados a la ciencia ficción o se nos escapa una lágrima con los dramas más intensos; su capacidad para transportarnos a otro lugar es indiscutible.
Ahora bien, disfrutar del mejor cine requiere de una serie de elementos. El primero de ellos es una tele o proyector a la altura de las circunstancias. El segundo, un entorno acogedor para que nos olvidemos durante unos segundos de que estamos en nuestra casa. Y la iluminación juega un papel fundamental. Te contamos como puedes sacarle el máximo partido.
La luz, siempre indirecta
Foto: LG
El primer consejo debería ser el más obvio. Los detalles más finos de una serie o película (porque hoy en día son casi indistinguibles) se aprecian mejor si la iluminación de la sala está atenuada. Puesto que posiblemente vamos a querer tener algo de luz en el cuarto, la recomendación es que sea lo más indirecta posible.
Idealmente, las fuentes de luz estarán situadas en un lugar alejado de nuestros ojos y de la propia pantalla. De esta forma centraremos la atención en el televisor y evitaremos reflejos en su superficie. Esto es especialmente crítico si todavía tenemos un antiguo televisor de plasma, puesto que este tipo de pantallas reflejan mucho más la luz ambiental que el OLED o el LCD.
Una forma de atenuar la luz sin tener que tener que levantarnos es utilizar un altavoz inteligente o un sistema de iluminación domótico. No tienes ni que cambiar de lámpara si no quieres; simplemente sustituye la bombilla, conéctala al Wi-Fi de la casa y podrás regular la intensidad de la luz (o apagarla) desde el móvil o mediante órdenes de voz.
Normalmente no vamos a querer estar en total oscuridad. Los televisores modernos tienen un brillo tan elevado que pueden resultar algo molestos para las personas con la vista más sensible. Además, muchas veces estamos haciendo vida mientras vemos una película. ¿Y cómo si no vamos a alcanzar las palomitas de la mesa?
Lo mejor es tener una iluminación tenue en la habitación. Así, si alguien necesita salir del cuarto, podrá hacerlo sin encender la luz y cegar a todo el mundo.
No obstante, se puede hacer una pequeña excepción. Los usuarios de un proyector posiblemente quieran apagar las luces y bajar las persianas, puesto que la imagen que brinda este tipo de aparatos es mucho más suave en términos lumínicos. Además, el propio proyector ejerce como punto de luz, así que podemos situarlo detrás del sofá o en el techo para proporcionar algo de iluminación indirecta.
Es una opción increíblemente inmersiva pero que requiere de un control de la luz mucho más estricto. Algo parecido sucede con los televisores OLED. Su iluminación es un poco menos intensa que la de los LCD convencionales, por lo que se pueden ver muy bien con una iluminación ambiental un poquito más atenuada. Y además, apreciarás aún mejor el negro absoluto que brinda esta tecnología.
Iluminación ambiental: más espectacular e inmersiva
Foto: Philips
La iluminación ambiental pasa por más que atenuar las lámparas del salón. Compañías como Philips ofrecen kits de iluminación Hue que permiten dar el color que queremos a nuestra estancia, y de hecho, sus televisores cuentan con el sistema Ambilight, que ilumina la pared con los mismos colores que hay en ese momento en la propia pantalla del televisor.
La tecnología Ambilight tiene ventajas indiscutibles. Relaja la vista al introducir una iluminación tenue sobre la que el televisor destaca menos, genera una mayor inmersión al "ampliar" los colores del televisor y engaña a nuestro cerebro al mejorar artificialmente la sensación de contraste. Realmente es algo que merece ser visto en vivo para apreciarlo.
La alternativa barata al Ambilight es instalar una tira LED detrás del televisor y encenderla cuando vayamos a ver una película. La luz rebotará en la pared con el color que deseemos, proporcionando un entorno acogedor mediante iluminación indirecta. El color no cambia automáticamente con los contenidos del televisor, pero el efecto sigue siendo muy espectacular.
¿Demasiada luz solar? Juega con texturas y colores
Foto: LG
Por último, podemos hablar de los televisores instalados en salas que van a estar iluminadas continuamente. Por ejemplo, porque por nuestros horarios solo podemos ver la tele en horario diurno y no queremos bajar las persianas. En este caso no hablamos tanto de un consejo de iluminación sino de cómo lidiar con una luz que a lo peor puede resultar excesiva.
Una buena idea es jugar en colores y texturas. Un mueble de salón con un fondo mucho más oscuro que el de la pared puede ayudar a realzar los colores de la imagen. Pintar la pared donde está situado el televisor también es una opción inteligente. Los colores oscuros absorben más luz que los claros, evitando que rebote a nuestros ojos y reste protagonismo a la imagen.
Una simple mano de pintura o un mueble bien escogido puede marcar una diferencia muy importante a la hora de disfrutar del televisor. E incluso puede realzar su protagonismo como pieza de decoración, puesto que los últimos modelos son productos realmente elegantes, diseñados para destacar en cualquier estancia.