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Guía de compra de televisores: a vueltas con las pulgadas ¿cuántas necesito?
Dice el refrán que caballo grande, ande o no ande. También se suele decir que el tamaño no importa, aunque en el fondo a veces no sea cierto. Con el mundo de las televisiones pasa algo parecido: se suele pensar que mientras más pulgadas mejor, y realmente no es así.
En Tecnología de tú a tú seguimos ampliando nuestra guía de compra de televisores y ahora lo hacemos para acabar con uno de los mitos más extendidos en el sector: el tamaño de la pantalla. ¿Cuál me conviene más? ¿Elijo el televisor más grande que pueda comprar? Vamos con ello.
Consideraciones previas: ¿dónde vamos a poner la televisión?
Siempre se ha dicho que el televisor es el rey del salón. Lo cierto es que es así, siempre le tenemos en cuenta a la hora de colocar los muebles como el sofá o las estanterías. En otras habitaciones ocupa un rol menos importante pero ahí está al fin de cuentas. ¿Ya sabemos dónde lo vamos a poner? Excelente.
En este momento se abre un abanico de posibilidades: ¿vamos a ponerlo sobre la pared? Os explicamos hace tiempo cómo funcionaban los soportes para ella. ¿Sobre un mueble? Aquí puede haber dos posibilidades: que venga con un cajón dedicado (por lo cual estaremos limitado a un tamaño máximo, o bien un espacio abierto que nos dé más margen.
Es cierto que elegir los muebles en función del televisor es algo exagerado pero sí que es conveniente conocer el espacio donde la vamos a poner, qué dimensiones tiene de ancho, largo y también de profundidad, es cierto que los televisores son planos pero tampoco los vamos a poner en el mismo borde. Explicado ésto, ahora sí, vamos con las pantallas.
La importancia de las pulgadas y las distancias
Otro dicho muy popular, y que seguro que hemos escuchado a nuestras madres, es el de que no nos acerquemos en exceso a la pantalla de la tele. Razón no les falta, estar muy cerca de la pantalla no sólo es malo sino que no nos ayuda a apreciar como deberíamos todos los detalles de la tele.
No existe una regla de oro como tal pero muchos expertos en la material nos hacen una recomendación muy sencilla pero útil: por cada diez pulgadas que tenga nuestro televisor, tendremos que estar separados medio metro de la pantalla. Es decir, que si un televisor tiene 42 pulgadas, lo ideal es que haya una distancia de dos metros.
Lo ideal, además, es añadir un poco de distancia más pero en principio con esta regla resulta fácil saber qué pantalla nos conviene más. Es cierto que aún así es fácil caer en el capricho de querer una pantalla más grande pero esta es la recomendación óptima y aprobada por los profesionales del sector.
No sólo se trata de un tema de comodidad para los ojos sino también de aprovechar la resolución y la densidad de píxeles. Estar más cerca de lo debido no nos permitirá distinguir, por ejemplo, entre 1080p y 720p si estamos muy cerca. Por eso es importante elegir bien el tamaño y no cegarnos, nunca mejor dicho, con modelos más grandes.
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