Tras colaborar con Colin Self y Holly Herndon o ser parte de Itaca, se decidió a lanzarse en solitario con estas ocho canciones inspiradas en el post-punk y el dream-pop y grabadas en el estudio del teclista de The Whitest Boy Alive, Daniel Nentwig, con la ayuda de Rosa Mercedes, Lisa Baeyens y Robert Kretzschmar y la mezcla final de Max Rieger.