Axúdame a sentir' me decía Obdulia con frecuencia, mi abuela materna. Fue una de tantas catedráticas sin título en esa célebre universidad de la vida. Nada hay más necesario que sentir y tampoco hay momento más adecuado para perseguir ese verbo que los tiempos en los que vivimos. Las artes, en general, atendieron históricamente a nuestra necesidad de sentir. Celebrar la no virtualidad, abrazarnos, escucharnos, beber, bailar, sentir, escribir, dibujar, cantar, soñar...