Las dos maravillosas obras que enmarcan el disco de Schubert de Idil Biret, compuestas con apenas tres años de diferencia, casi podrían decirse que representan a dos Schubert diferentes. Dentro de unas líneas formales tensamente comprimidas, la Fantasía del 'Caminante' logra una monumentalidad que rara vez ha sido superada o incluso alcanzada en el medio del piano solo. La Sonata en la mayor está escrita en una escala relativamente modesta, pero hay que decir que, a su manera, es una creación tan magistral como las obras más grandes de Schubert que le siguieron. Desarrollada en tres movimientos, está llena de ese encanto melodioso y suave que a los no schubertianos (si es que todavía existen esas desafortunadas personas) generalmente les desagrada más de Schubert, pero que para la feliz mayoría constituye un elemento esencial en la personalidad del más poético de los compositores.