El fin de la ortodoxia: cómo combinar zapatos y bolsos en 8 claves

Es una realidad generalizada. Hemos crecido con nuestras madres y abuelas insistiendo hasta la saciedad en la importancia de que, para vestir bien, calzado y bolso debían combinar exactamente en el mismo color y material. No cumplir con esta máxima era considerado una especie de sacrilegio estilístico hasta hace relativamente pocos años. ¿La razón? Una tradición que, durante décadas, imperó en el vestuario femenino como símbolo de elegancia y distinción.
Fue a principios del siglo XX cuando comenzó a estilarse esta dinámica, que alcanzó su punto álgido durante los años 50, época en la que las mujeres invertían en sets conjuntados de gran calidad —uno negro, uno marrón y alguno en color comodín— con el propósito de usarlos durante varias temporadas.
Con el tiempo y la consiguiente evolución de la moda, esta norma establecida se fue disipando entre las nuevas generaciones, gracias en gran parte a las nuevas tendencias que iban surgiendo por el camino. Hasta el punto de que, a día de hoy, lo extraño es tener un par de zapatos para cada bolso a juego, algo que se suele tildar de obsoleto salvo ciertas excepciones.
Ya lo dijo Alexander McQueen, uno de los diseñadores más influyentes y disruptivos de los últimos tiempos: “Es una nueva era en la moda: ¡no existen las reglas! Todo se trata del estilo individual y personal”. Y es que en la moda actual ya no hay restricciones en el armario. Diseñadores y tendencias nos invitan a ser creativas y a jugar con combinaciones arriesgadas antes consideradas imposibles fuera de la pasarela. Ahora queda admitido conjugar un zapato tipo salón con un bolso de nailon para salir a cenar; o unas deportivas con una cartera de piel para ir a la oficina.
Pese a todo ello, es cierto que, en ocasiones, algunas mezclas no son aptas para todo estilo y ocasión. Un aspecto a tener en cuenta junto a otros de igual importancia a la hora de coordinar según qué colores, materiales o siluetas si no se quiere correr el riesgo de que el estilismo pierda todo su encanto. Por eso, hemos preparado ocho claves muy sencillas e infalibles para que, a partir de ahora, combines con acierto tus accesorios.
01.
La fórmula del éxito: los contrastes
Atrás quedó la máxima que imponía que los accesorios tenían que conjugar en color, material y estética. Hoy en día no es necesario que vayan coordinados y, de hecho, recurrir a las mezclas ofrece infinitas posibilidades, especialmente junto a prendas básicas. ¿La clave? Encontrar la armonía cromática, ya sea en piezas lisas o estampadas.
Una alternativa es usar tonalidades que contrasten entre sí, como pueden ser azul medianoche y amarillo limón, naranja y fucsia, verde y morado… Si se lleva ropa estampada —un vestido, una falda, un jersey o un pantalón— cada accesorio puede combinar con uno de los colores de los que se componga, para así mantener la misma gama. De igual modo, esta teoría se puede llevar a la práctica a través de los estilos.
02.
Zapato maxi, bolso mini: el quilibrio lo es todo
A la hora de combinar el calzado con el bolso, el tamaño importa y mucho. El juego de volúmenes ayudará a que el estilismo final no quede descompensado y éste no peque de demasiado recargado o, por el contrario, escueto. Es decir, si se usa un bolso tipo shopper, que suele ser de grandes dimensiones, el calzado deberá ser más comedido y de líneas más finas. Por el contrario, si se llevan unas botas altas o un zapato con plataforma XL, lo mejor será siempre inclinarse por un bolso en clave mini, ya sea tipo bandolera, de mano o colgado al hombro.
03.
La pieza que más destaque, la protagonista
Los accesorios suelen ser la clave para culminar un estilismo y, en muchos casos, uno de ellos en concreto puede convertirse en el epicentro de todo el conjunto. Pero, ¡ojo! Es importante que, si es esta la casuística, se dé prioridad al que presente un diseño más vistoso, como ocurre con este modelo de Furla con estampado de logos multicolor, ya que determinará la paleta cromática y el estilo del resto de elementos.
Así, un bolso en un color enérgico o con algún adorno llamativo irá acompañado de unos zapatos más sobrios, y viceversa. En este caso, estas merceditas en negro de Latouche cuyo único detalle es el acabado acharolado. ¿Y las prendas? Colores como el blanco, el arena, el tostado o el beige conforman la paleta más adecuada para no restar protagonismo. De este modo, se conseguirá que el bolso sea lo primero que destaque y el elemento sobre el que se posará toda la atención.
04.
Los polos opuestos se atraen
¿Un salón de tacón alto con un bolso de nailon? ¿Unas zapatillas con un bolso de mano de estética preppy? Sí y sí. La mezcla de estilos contrapuestos es una tendencia al alza con resultados que, tal y como demuestran las que más saben de moda, son una apuesta ganadora. El secreto, como en todo, está en equilibrar el conjunto completo y que la combinación tenga coherencia.
Los códigos de vestimenta actuales han facilitado que esta fusión de corrientes estéticas sea una tendencia dominante. Por ejemplo, un look de oficina compuesto por un traje, sneakers en color crudo, un abrigo de paño y un clutch de piel es un rotundo sí. It's a match!

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