La carne es un elemento fundamental sin el que no se puede entender el desarrollo del ser humano desde sus orígenes hasta hoy. Es una pieza fundamental de la dieta mediterránea y de una alimentación equilibrada, y sí, para qué negarlo, es todo un placer disfrutar en la mejor compañía de una buena carne a tu punto preferido.
Somos mediterráneos, y tenemos un gran componente social. Y si hay algo que nos encanta es rodearnos de los nuestros y disfrutar conjuntamente de una buena comida en la que la carne y los elaborados cárnicos suelen ser un ingrediente fundamental. Porque comer carne no es sólo ingerir un alimento… es todo un deleite para los sentidos: el olor de la carne a la brasa; el aspecto sonrosado… y ese sabor insuperable.
Como decíamos, la dieta mediterránea está compuesta por hortalizas, frutas, aceite de oliva, legumbres, frutos secos, lácteos, pescados, huevos… y, por supuesto, carnes. De conejo, de aves, porcino, vacuno, ovino, caprino… Una gran variedad para que cada persona pueda disfrutar de la que más le guste.
Pero es que, además de proporcionarnos ese inmenso placer al comerla, la carne está llena de beneficios para nuestro organismo, como la vitamina B12, que contribuye a la formación normal de glóbulos rojos y al mejor funcionamiento del sistema nervioso e inmunitario.
A lo mejor no lo tienes tan presente mientras estás disfrutando de una excelente pieza de carne, pero la ganadería es uno de los mayores factores para ayudar al desarrollo rural de nuestro país. La despoblación es uno de los grandes problemas que sufrimos en lo que llamamos la “España vaciada”, y la ganadería es una de nuestras mejores armas para combatir ese devastador fenómeno a través de los empleos directos e indirectos que genera su industria.
Pero es que además, la ganadería ayuda en muchos más factores en los que a lo mejor no habías pensado. Por ejemplo, ayuda a prevenir incendios forestales; contribuye a enriquecer los suelos; a prevenir la erosión de los campos; a hacer crecer la flora local; mantiene vivas las razas ganaderas autóctonas, muchas de las cuales están en peligro de extinción… en definitiva, respeta el patrimonio natural del ecosistema.
Ahora ya entiendes un poco mejor por qué hablamos del Sentido de la Carne: compartir momentos de felicidad disfrutando de forma responsable y equilibrada de un producto delicioso y de excelentes cualidades, cuyo consumo además ayuda a conservar el medioambiente. ¡Todo ventajas!
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