Cortar las gambas justo por donde la cabeza se une al cuerpo, de forma que, pegada a ésta, quede una pequeña parte del cuerpo para que no se salga el jugo. Freír en 4 cucharadas de aceite, en una sartén antiadherente, hasta que estén crujientes. Reservar las cabezas y el aceite hasta su empleo.
Justo en el momento de servir, hervir las gambas un minuto en agua con abundante sal. Escurrirlas y pelarlas (conservar la cola). Retirar el intestino con la punta del cuchillo. Al tiempo que cuecen las gambas, calentar el aceite donde se frieron las cabezas en otra sartén. Colocar en una fuente de servir las cabezas fritas con los cuerpos cocidos, como si estuvieran sin cortar. Regar con el aceite caliente y servir.
Es muy importante hacer esta receta con gambas muy frescas, de otra manera el sabor de las cabezas se verá alterado por los productos que se usan para su conservación y no se conseguirá el resultado deseado. Calcular cuatro o cinco piezas por persona.
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