Mindfulness para bebés y niños

Mindfulness para bebés
Muchos profesionales de la salud y de la educación vienen observando que cada vez es más relevante y necesario el uso de herramientas o técnicas que ayuden a las personas a poder estar en calma, vivir en el presente y con una actitud amable hacia uno mismo. El mindfulness es una pauta de estilo de vida basada en la meditación que aboga por dedicar una atención plena al momento presente y atender de forma consciente a todo lo que se hace con una actitud de amabilidad y entrega.
El mindfulness ayuda, entre otras cosas, a evitar pensamientos anticipatorios que puedan generar distracción mental, hacernos perder el foco de lo verdaderamente importante y causarnos estrés o inquietud. Y aunque solemos pensar que estas sensaciones son propias de los adultos, está comprobado que los niños y bebés también pueden sentirlas, padeciendo desasosiego, nerviosismo y malestar emocional.
Por eso, la práctica del mindfulness puede resultar de gran utilidad desde la primera infancia porque dota a los bebés y niños de estrategias de atención y les entrena en pautas de inteligencia emocional que hacen posible el desarrollo de la inteligencia racional y cognitiva. Además, las técnicas de mindfulness fomentan la claridad emocional y mental.
Mindfulness para niños mayores
¿A qué edad es recomendable comenzar a practicar mindfulness?
Los beneficios del mindfulness para niños son aceptados por países como Reino Unido, Canadá, Holanda, Estados Unidos o Australia. Todos ellos tienen como objetivo incluirlo en sus planes educativos a lo largo de la década de 2020, permitiendo el aprendizaje de esta práctica a una edad en la que el cerebro del niño es muy receptivo. No obstante, hay voces que alertan de que no hay que precipitarse con el comienzo del mindfulness a una edad muy temprana. Cuando el niño cumple tres años es un momento idóneo para introducirle poco a poco en la práctica del mindfulness.
El principal objetivo del mindfulness para niños es despertar su curiosidad y su atención, conseguir que su capacidad de asombro no caduque ni tampoco su interés por conectar con el exterior desde un interior más relajado, receptivo y confiado. En un mundo sobrecargado de estímulos, lograr que el niño aprenda a focalizar su atención potenciará su concentración y muchas de sus habilidades.
Mediante el mindfulness los niños van a ser capaces de gestionar sus emociones negativas. Gracias a ello mejorarán sus habilidades sociales y su forma de relacionarse, y disminuirá su agresividad. El mindfulness les permitirá desarrollar la empatía y cultivar desde pequeños sus capacidades de un modo reflexivo y consciente.
Fuentes:
Gascón Aguilar, Mariló. Creciendo con mindfulness. Editorial EDAF, 2017.

Los 10 gadgets tecnológicos para padres primerizos

Consejos para elegir los zapatos del bebé

Cómo vestir al bebé cuando comienza a gatear

El descanso de los bebés y de los papás