Los mejores libros infantiles para cada edad
Nunca es demasiado pronto para empezar a leer –o a leerle en voz alta– a un niño. La lectura durante los primeros años de vida tiene una importancia crucial en el desarrollo cognitivo y emocional del ser humano. Leer “estimula la actividad cerebral; sienta las bases para que el niño aprenda a escuchar, pensar, preguntar, responder y asociar; enriquece el desarrollo del lenguaje; permite explorar el mundo de las emociones; ayuda a expresar sentimientos…”, dice el informe La lectura como promoción de la salud, del servicio de Pediatría del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada. Y, sobra decirlo, la lectura también proporciona grandes instantes de placer.
Durante los primeros 1.000 días de vida el cerebro tiene una gran plasticidad. Estimularlo en fases tempranas puede favorecer que se desarrolle con máximas capacidades. Es por eso que los pediatras recomiendan comenzar a leer en voz alta a los bebés desde etapas muy tempranas, en casa, en familia. Una rutina saludable que, una vez que el pequeño ingrese en el sistema educativo, se verá reforzada en la escuela.
Libros y cuentos imprescindibles de 0 a... 99 años
Aunque es aconsejable que el hábito de la lectura no se interrumpa en vacaciones, el inicio de un nuevo curso se presta a hacerse con nuevos títulos para ampliar el horizonte lector de los bebés y niños. Toma nota de nuestras recomendaciones por edades de los mejores libros infantiles para la vuelta al cole.
Desde el nacimiento a un año
“Desde las primeras visitas tras el nacimiento los pediatras recomiendan a los padres que hablen a sus hijos, que les canten, que les reciten rimas…”, dice el informe La lectura como promoción de la salud. Es la forma de ayudar a los niños a establecer el pre-lenguaje. A medida que el pequeño crece es importante brindarle nuevas herramientas, como libros con imágenes adaptados a su edad y motricidad: de tela, con texturas y sonidos, sumergibles en agua… Léelos junto al pequeño nombrando los motivos que se representan y narrando breves historias. Le encantará.
De 1 a 2 años
A esta edad el desarrollo lector es de carácter perceptivo. Es decir, el niño no sabe leer, pero sí es capaz de identificar las imágenes de los cuentos y señalar con el dedo los motivos representados en las imágenes cuando los nombramos. Es capaz también de emitir sonidos que tengan relación con las fotos y dibujos de los libros y de identificar acciones que le resulten familiares (comer, dormir, jugar, bañarse…). Ofrecerte un libro para que se lo cuentes es una de sus actividades favoritas a esta edad: verás cómo te escucha con máxima atención e incluso es capaz de completar palabras de los relatos que le cuentas con más frecuencia y le resultan familiares.
De 3 a 4 años
En esta fase, el desarrollo lector del niño experimenta un importante salto cualitativo. Poco a poco va siendo capaz de asociar lo que se le narra en voz alta con las palabras e imágenes del libro o cuento. El pequeño es capaz de entender el sentido de la lectura (para nosotros, los occidentales, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo). Percibe la sonoridad de las rimas básicas y puede encontrar palabras fáciles que rimen con otra que le propongamos. En cuanto al lenguaje escrito, es capaz de identificar las palabras escritas como una unidad completa y de reconocer las vocales y aproximadamente la mitad de consonantes del alfabeto. Normalmente aprenderá primero las letras más frecuentes para él, como las que contiene su nombre.
De 5 a 7 años
El niño es capaz de leer despacio palabras de varias sílabas, así como de distinguir entre las letras mayúsculas y minúsculas (aunque al garabatear él las mezcle y utilice indistintamente, sin corrección ortográfica). Poco a poco comenzará a juntar sílabas y a pronunciar fonemas (ma, pa, la…), lo que supone el primer paso para soltarse a leer solo. Al principio lo hará de forma entrecortada y poco ágil. Es parte del proceso. Ofrécele libros y cuentos de sus temáticas favoritas que contengan pocas palabras e imágenes que le permitan comprender mejor los relatos a medida que su ritmo de lectura adquiere más fluidez.
A partir de los 8 años
Aunque el ritmo de desarrollo de cada niño es único, la capacidad lectora suele consolidarse en torno a los 8 o 9 años. A esta edad los pequeños suelen conquistar total autonomía lectora. Comprenden lo que leen dentro de su contexto y son capaces de relacionar, de extraer conclusiones o moralejas e incluso de narrar ellos mismos con sus propias palabras las historías que han leído. Es un momento perfecto para ofrecerle al pequeño lecturas de mayor extensión sin dibujos, fotos ni ilustraciones –o, al menos, no en cada página–. Si hay suerte, los libros le acompañarán el resto de su vida.
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