Comparativa SSD vs HDD: ¿qué tipo de disco duro te conviene más?
Cuando nos enfrentamos a conocer un nuevo ordenador, componente por componente, nos encontramos con que hay tres elementos que interesan a todo tipo de usuarios: el procesador, la memoria y el almacenamiento. En este artículo nos vamos a detener en el tercer componente, con la misión de dejar muy claras las ventajas y diferencias que presentan discos duros y unidades SSD.
Es cierto que los servicios en la nube están consiguiendo que seamos menos dependientes del espacio físico en el interior de nuestro ordenador. Pero a día de hoy contar con una gran cantidad de memoria de calidad es algo vital para el buen funcionamiento del sistema.
Según nuestras necesidades y presupuesto podemos configurar un sistema de almacenamiento ideal, combinando los diferentes tipos de tecnologías empleados en las unidades. Pero para eso primero debemos conocer mejor a nuestros protagonistas:
LOS DISCOS DUROS DE TODA LA VIDA
Durante décadas hemos confiado en ellos como el principal medio para almacenar nuestra información de manera permanente, ya que no se borran cuando apagamos el ordenador. También conocidos como HDD (Hard Disk Drives), están compuestos por piezas mecánicas, de ahí que también sean conocidos como discos duros mecánicos.
Su funcionamiento está basado en el magnetismo y suelen estar compuestos por varios discos rígidos, unidos por un mismo eje. Cada uno de los discos cuenta con un cabezal que sirve para escribir y leer los datos almacenados.
Cuanto más rápidos sean capaces de girar, mayor será la velocidad a la que se realizan las operaciones. Lo habitual es encontrar modelos que se mueven entre las 5400 y las 7200 revoluciones por minuto.
En cuanto al formato, los discos duros tradicionales pueden ser de 2,5 o 3,5 pulgadas, diferentes tamaños para adaptarse mejor a dispositivos móviles, crear soluciones externas o introducirse dentro de nuestros equipos de sobremesa.
Actualmente son la mejor opción para almacenar una gran cantidad de información, gracias a su inferior precio por GB. Conoceremos mejor sus ventajas y puntos flacos al compararlos con las unidades SSD.
DISCOS HDD INTERNOS
DISCOS HDD EXTERNOS
SSD, LA REVOLUCIÓN DEL ALMACENAMIENTO
La alternativa más moderna a los discos duros son las unidades de estado sólido o SSD (Solid State Drive). Su principal diferencia es que para el mantenimiento de la información no se utilizan componentes mecánicos, con todas las ventajas que eso reporta: silencio, mayor velocidad, menos consumo, sin vibraciones, menos peso.
El almacenamiento tiene lugar en memorias, en formato chip, como si de RAM se tratara, pero sin que se pierda la información cuando apagamos el equipo. También hay un procesador y una memoria caché que son pieza clave en las altas velocidades que se consiguen en las operaciones de lectura y escritura.
Para las unidades internas hay que destacar los conocidos como SSD M.2, que hacen uso de la interfaz PCI-Express. Se consiguen velocidades de transferencia mucho más altas cuando se utiliza la interfaz NVMe, pero también hay modelos que funcionan a través de la clásica SATA.
La miniaturización y abaratamiento de las memorias han conseguido que se puedan crear unidades SSD con una cantidad de GB interesantes para hacer funcionar un equipo: con 256 o 512GB ya podemos instalar sin mucho problema el sistema operativo y las principales aplicaciones
Eso sí, no todo es perfecto, ya que el precio que pagamos por cada GB sigue siendo considerablemente más alto que con un disco duro tradicional. También se estima que la vida útil de las memorias no es tan larga para determinados usos.
DISCOS SSD INTERNOS
DISCOS SSD EXTERNOS
¿QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE SSD Y HDD?
Hemos visto que en concepción los dos tipos de almacenamiento son muy diferentes, aunque la misión sea exactamente la misma: conservar nuestra información. Las diferencias las podemos entender mejor conociendo las características y virtudes de cada sistema:
FIABILIDAD, RESISTENCIA Y VIDA ÚTIL
Hay una serie de estereotipos alrededor de estos conceptos y las unidades de almacenamiento, como que los SSD tienen una vida útil más corta. Es cierto que las memorias tienen un número finito de lecturas y escrituras, pero estadísticamente no tienen una vida corta.
Podemos superar una década fácilmente con los modelos SSD de última generación, que utilizan técnicas de optimización como TRIM o nivelación de desgaste.
En cuanto a fiabilidad, establecemos un empate. En la actualidad hacemos muy poco uso del almacenaje puro y duro, ya que los contenidos los consumimos en streaming. A la hora de manejar operaciones diarias de lecturas y escrituras frecuentes, los SSD son muy fiables.
También debemos valorar que los discos de estado sólido son más resistentes que los discos duros en cuanto a la portabilidad y a las caídas accidentales, ya que no hay piezas móviles que se desgasten o sufran en los impactos.
¿QUÉ ES MÁS RÁPIDO SSD O HDD?
No hay ninguna duda con esta respuesta, las unidades SSD arrasan en velocidad a los discos mecánicos. Contar con un SSD en un ordenador revoluciona el arranque del sistema, la apertura de las aplicaciones y no tiene rival en la lectura/escritura de la información.
Una unidad SSD basada en la interfaz SATA puede copiar un archivo a 500 MB/s. Los SSD más rápidos, que utilizan la interfaz NVMe sobre PCIe 3.0 llegan a 3940 MB/s y hasta los 7880 MB/s en la versión PCIe 4.0.
En comparación, en los discos duros clásicos, el proceso se realiza a 30-150 MB/s. Una película de 20 GB tardaría en copiarse un par de minutos con esta transferencia, mientras que con un SSD se podría realizar en menos de 10 segundos.
¿QUÉ ES MEJOR 2TB en HDD o 256GB SSD?
En precio por GB ganan los discos duros convencionales, ya que las unidades SSD generalmente tienen menos espacio para almacenamiento. Pero la pregunta que debemos hacernos es la cantidad real de memoria que necesitamos.
Si nuestra prioridad es almacenar, por el mismo precio un disco duro de 2TB será más interesante que un SSD de 256GB. En el resto de casos compensa apostar por las unidades de estado sólido: archivos que se copian mucho más rápido, aplicaciones casi instantáneas y un arranque sin esperas.
Sobre capacidades, es interesante saber que los SSD se mueven entre los 256 GB y los 4 TB, mientras que los HDD arrancan en los 4 TB. En el mercado es fácil encontrar opciones con hasta 18 TB.
CUÁNDO ELEGIR UN HDD Y CUÁNDO UN SSD
Para muchos la opción ideal es no discriminar y apostar por una solución “híbrida”. O lo que es lo mismo, contar con ambos almacenamientos en un mismo ordenador.
Hablamos de elegir un buen SSD para el sistema operativo y las principales aplicaciones, y optar por un disco duro de gran tamaño para almacenar los contenidos que pesan mucho y no usamos a menudo.
A la hora de elegir un SSD, debemos tener en cuenta nuestro equipo, pero en la medida de lo posible apostaremos por uno con tecnología M.2 e interfaz NVMe. En el caso de estar interesados en unidades SSD externas, la conexión deseada es USB 3.1 (o superior).
Sobre el disco duro, podemos optar por unidades internas o externas, en todo caso será interesante invertir por una cantidad de GB con la que notemos la diferencia respecto al SSD. Podríamos decir que actualmente 4TB es una cantidad óptima.

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