¿Te gusta estar moreno en los meses de más calor? Para obtener un buen bronceado, lo primero es usar protectores solares adecuados; también hay ciertos alimentos que lo incentivan sin riesgo para la salud.
Lo que conocemos como bronceado o moreno de la piel tras la exposición al sol, no deja de ser un mecanismo de defensa de nuestra piel para evitar los efectos negativos de la radiación solar. Hablando en plata: tomar el sol es una agresión que nos infligimos que, curiosamente, también tiene beneficios más allá de ponerse moreno.
Imagen: cortesía de Piz Buin
El principal motivo para tomar el sol es obtener vitamina D, necesaria para que el ser humano absorba algunos minerales esenciales de los alimentos, lo que redunda en unos músculos, huesos y dientes sanos en cualquier etapa de la vida.
La vitamina D también es fundamental para mantener en buena forma el sistema inmunitario y protegernos de ciertas enfermedades autoinmunes, cardíacas y degenerativas. Además, tomar un baño del sol con todas las precauciones, ayuda a tener un buen estado de ánimo.
Las personas se ponen morenas por efecto del sol, aunque hay alimentos que estimulan el bronceado gracias a su contenido en carotenoides, un grupo de pigmentos de origen vegetal con propiedades antioxidantes. Además, nutrientes como los ácidos grasos esenciales y las proteínas reparan las células dañadas de la piel.
Los alimentos ricos en vitaminas B y E prolongan el bronceado, y los que tienen profusión de vitamina C ayudan a evitar las antiestéticas manchas solares.
Otro grupo importante de alimentos que ayuda a que la piel bronceada luzca bien son los que contienen un gran porcentaje de agua: estos permiten que la piel esté bien hidratada y se vea saludable.
A mayor colorido de los productos, gran profusión de nutrientes. La mayoría son de origen vegetal, y algunos alimentos como los pescados grasos también aportan sustancias que te ayudan a conseguir un moreno espectacular y a mantener una dieta saludable.
Gracias a sus carotenoides, el tomate favorece el bronceado, y su contenido en vitamina C ayuda a obtener un bronceado uniforme y libre de manchas. Otras hortalizas ricas en carotenoides son zanahorias, pimientos, calabaza y remolacha.
Muy populares en verano (los espetos triunfan en todo el litoral), las sardinas tienen un contenido alto en proteínas y ácidos grasos, ambos compuestos que favorecen la recuperación de células de la piel dañadas. Otros pescados como boquerones, caballa y atún muestran propiedades similares.
La sandía, además de tener carotenoides, muestra un alto contenido hídrico, por lo que su consumo contribuye a mantener la piel bien hidratada. Lo mismo ocurre con melón, pepino, lechuga y tomate.
Tienen un alto contenido en vitaminas del grupo B que ayudan a conservar la elasticidad de la piel y protegen la producción de colágeno. Puedes tomarlos como cereales en el desayuno, como tostadas integrales o bien, en platos elaborados con pasta integral.
De gran contenido en vitamina C y otros antioxidantes que ayudan a mantener el bronceado, el brócoli contribuye a neutralizar los radicales libres generadores de envejecimiento prematuro de la piel. A esta hortaliza se suman otras como espinacas, acelgas, coles y berenjenas.
Tal como ocurre con los pescados grasos, el aceite de oliva virgen extra contribuye a que el bronceado se prolongue en el tiempo manteniendo un buen estado de la piel. Este efecto también se consigue con el consumo de frutos secos y aguacate.
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